Grandes filas se apreciaron en los distintos locales de votación del país pasado el mediodía, lo que originó que éstas se extendieran hasta incluso la hora del partido.

Esta situación permitió que muchas personas giraran en 180 grados y salieran de los centros para llegar a sus casas y mirar la final de la Copa de las Confederaciones.

Sin embargo, algunos electores decidieron quedarse para cumplir con su deber cívico, mientras que otros tuvieron la oportunidad de mirar el partido en las pantallas habilitadas.