Una sorpresa no muy agradable se llevaron siete censistas de Rancagua al ver que el edificio de 21 pisos en el que debían realizar sus labores tenía su ascensor malo hace tres meses.

Resignados, los voluntarios debieron comenzar a subir a pie hasta el último piso de la torre Alameda, ubicada en pleno centro de la capital regional de O’Higgins.

En declaraciones entregadas al canal 24 Horas, la supervisora indicó que «se nos hizo difícil subir. En mi caso tengo que supervisar a siete chicas, así que debo subir y bajar cuando necesiten consultar algo. Cuando vi que el ascensor no funcionaba, me resigné y seguí cumpliendo mi deber de censar».

Por su parte, una censista que tuvo que subir directamente hasta el piso 21, comentó que «no me lo esperaba, pero me tuve que venir directamente al 21. Ya en el piso 14 estaba mal».