Por Cristóbal Miranda Ríos

 Chile es el segundo país que más produce salmón en el mundo después de Noruega, pero las prácticas de la industria han sido blanco de una serie de críticas a raíz de la crisis ambiental que afecta a Chiloé.

 Al respecto, el biólogo marino y académico de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago, Dr. Rodrigo Vidal, apuntó a la regulación de la salmonicultura como uno de los aspectos más controvertidos para la industria.

 “La regulación ha sido reactiva y uno quisiera que fuera proactiva”, criticó el Doctor en Ciencias Biológicas, explicando que las fiscalizaciones se han producido siempre tras una crisis o un evento traumático para el sector.

 Uno de los temas que, a su juicio, ha sido poco abordado por la autoridad es el impacto de los salmones que se escapan de los sitios de cultivo en la ecología y en la competencia con otras especies que están en los ríos del país.

 “La visión cortoplacista de los empresarios indica ocupar antibióticos y eso genera una perversión tremenda, porque se ocupa una cantidad muy grande que provoca un gran daño medioambiental”, sostuvo.

 Por otra parte, afirmó que la autoridad debe intervenir y regular desde un punto de vista económico para establecer el nivel de eficiencia de la producción de las salmoneras. Es decir, cambiar de paradigma, dejando atrás la perspectiva de producir más volumen –“lo que dificultó una serie de procesos ambientales”, puntualiza-.

 “¿Qué es lo que falta en el fondo? Instaurar y dejar formalizada claramente una normativa cuyo eje no sea producir más, sino mejor”, explicó el investigador, que participó en un estudio internacional sobre el secuenciamiento del genoma del salmón publicado por la revista Nature (http://goo.gl/8oUQXS).

 Pese a que reconoció que el sistema de libre mercado dificulta definir cuotas de producción a privados, señaló que este también es un tema pendiente desde el ámbito de la regulación.

 “El Estado tiene que hacer una intervención más clara porque la industria salmonera en Chile debe ser de las que más experimenta vaivenes en tan corto tiempo”, afirmó.

 Respecto a qué repartición es la responsable de mejorar todo esto, el experto es tajante. “Sernapesca es la institución que norma y fiscaliza, y es la responsable de todo lo que pasa en la industria de la salmonicultura a nivel de la regulación”.

 ¿Ley de Pesca? Con matices

 “La Ley de Pesca habría que matizarla en algunos aspectos concretos de la salmonicultura, como la organización, disposición de las concesiones y volúmenes de producción”, indicó Vidal.

 Uno de los aspectos en que la norma debiera ser más específica, afirma el experto, es respecto a cómo generar nuevos sitios de cultivo.

 “Cada vez hay más solicitudes de concesiones a cultivar y, en cada caso, se debe conciliar la visión de los empresarios con la del Gobierno y la comunidad”, sostuvo.

 Malas proyecciones para la industria acuícola

 El académico advierte que los eventos que han afectado a la industria acuícola nacional en los últimos tiempos –mareas rojas o el virus ISA, ejemplifica- han determinado magras proyecciones para el sector.

 “Si esto sigue así, obviamente que la industria acuícola no es sostenible”, subrayó.

 Sobre los conflictos en Chiloé producto de las acusaciones cruzadas respecto de quién o qué es el responsable por la mortandad de especies en la zona (actores han señalado a los desechos que genera la industria salmonera como causantes del fenómeno, pese a la ausencia de evidencia científica que relacione esto con la marea roja), el experto reconoce que “a nivel internacional, el mercado reacciona a este tipo de cosas y se va formando una percepción”.

 El académico concluye: “¿Quién quiere invertir en este momento en la salmonicultura en Chile? Nadie, por la mala imagen que genera que nuestro país no sea capaz de manejar esta situación”.