Freddy Mamani, técnico superior en construcciones civiles, ingeniero civil y arquitecto, precursor de la nueva arquitectura andina boliviana, estará este jueves 22 de octubre en el Parque Cultural de Valparaíso a las 12 horas exponiendo sobre su obra e interesante trayectoria.

Nacido en la comunidad aimara llamada Catavi, desde los 14 años trabajó como asistente de albañil, ha llevado a cabo más de cien proyectos de arquitectura andina, 60 de ellos son obras de arte que palpitan principalmente en la ciudad de El Alto, Bolivia.

Mamani cumplió su sueño al momento de ingresar a la Facultad Tecnológica de Construcciones Civiles en la Universidad Mayor de San Andrés en 1986, para continuar cursando la carrera de Ingeniería Civil. Nadie se imaginaba lo que sucedería años después, cuando plasmó en sus obras arquitectónicas elementos de su cultura originaria (Tiwanaku) creando un nuevo estilo, que se caracteriza por el recate de elementos encontrados en los pigmentos, formas y figuras de sus tejidos, cerámicas y ruinas arquitectónicas, de allí que sus construcciones sean tan coloridas

Todo comenzó el año 2002 en Villa Adela, ubicada en El Alto, desde esa fecha Freddy Mamani no ha parado de entregarle identidad a su ciudad, una de las más jóvenes de Bolivia, con 30 años de existencia, la que al mismo tiempo es la segunda  con mayor población del país.

Mamani se transformó en un referente de la arquitectura y al mismo tiempo creador de un estilo único, el cual está acaparando las miradas a nivel mundial. Durante esta semana está de visita en Chile, comenzando con Santiago para seguir en Valparaíso, exponiendo sobre su experiencia y obra  el 22 de octubre a las 12 horas en el Parque Cultural de Valparaíso.

Los Cholets

Tienen hasta siete pisos, paredes de colores fluorescentes y albergan desde una pista de baile hasta un cómodo departamento. Son los ‘cholets’, edificios ícono de la nueva burguesía aymara, y que se expanden de la mano de la boyante economía de  Bolivia.

Se erigen a 4.000 metros de altura en la ciudad del El Alto, una localidad pobre cerca de La Paz, y en donde quienes empiezan a beneficiarse de la bonanza económica del país no se mudan a un barrio rico, sino que construyen su castillo allí mismo.

Lo dueños de estas edificaciones, «aparte de ser clientes, son promotores de esta nueva arquitectura. Son comerciantes, son transportistas, mineros, personas dedicadas a la gastronomía», con un común denominador: su origen aymara, explica Freddy Mamani, el ingeniero creador de estas obras barrocas neoandinas que pueden llegar a costar hasta un millón de dólares.

Sin embargo, a Mamani no le parece que ocupen este calificativo, cholet, a este tipo de construcciones, pues señala que es una mirada más bien despectiva en esta fusión entre los términos cholo y chalet, por ello, él prefiere denominar a su trabajo como arquitectura andina.