La disfunción eréctil puede ocurrir a cualquier edad, pero la incidencia aumenta con los años. Cerca del 30 al 40% de los hombres mayores de 50 sufre este mal producto de enfermedades y uso de medicamentos.

Según el urólogo de Centros Médicos Vidaintegra, Dr. Roberto Van  Cauwelaert, este problema debe diferenciarse de otros de la esfera sexual como lo son la falta de deseo, alteraciones de la eyaculación y los trastornos del orgasmo, ya que estos últimos obedecen a causas distintas y necesitan tratamientos diferentes. “Por su impacto en la autoestima y en la relación de pareja, la disfunción eréctil se puede asociar a estrés y depresión de diversas magnitudes, lo que hace relevante un correcto diagnóstico y tratamiento”, asegura el profesional.

Entre las causas más comunes están las vasculares, las que se asocian con factores de riesgo como tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes y colesterol elevado. Causan un daño crónico en los tejidos responsables de la erección; las hormonales, con la disminución de la testosterona, ya sea por falla testicular o falla en la producción de hormonas a nivel cerebral; neurológicas, donde puede presentarse como efecto secundario de lesiones o enfermedades del sistema nervioso así como de enfermedades degenerativas como Parkinson o Alzheimer; por consumo de drogas o alcohol; o psicológicas, que son más frecuentes en pacientes jóvenes y se asocia a depresión, ansiedad y estrés.

El Dr. Van  Cauwelaert asegura que para realizar el diagnóstico se debe establecer la historia clínica del paciente mediante sus antecedentes médicos, además de realizar pruebas de laboratorio y exámenes radiológicos.

Generalmente, se sugiere que la elección del tratamiento contra la impotencia o disfunción eréctil vaya del menos al más invasivo. Primero, el abandono de drogas, segundo, la psicoterapia y modificación de comportamientos, luego aparatos de vacío o fármacos, y, por último, cirugía. “Junto con medidas terapéuticas farmacológicas, quirúrgicas y sicológicas, se recomienda una vida saludable, dieta equilibrada y la práctica de ejercicios físicos, evitando el consumo excesivo de alcohol y tabaco”, concluye el especialista de Centros Médicos Vidaintegra.