El partido vivido en Ñuñoa representó para la escuadra nacional un desafío de máxima exigencia. México, que participa en esta Copa América mirando de reojo la Copa Oro de la Concacaf, es un cuadro de una bravura considerable; tanto así que el propio Sampaoli, en la previa, había llamado la atención de las complicaciones que traería consigo enfrentar al “Tri”.

A Chile nada le resultó sencillo. El conjunto de Miguel Herrera asfixió en cada tenencia de balón chilena. Trató de salir con rapidez, cortó circuitos de funcionamiento y, para complicar aún más el panorama, fue certero en el pórtico de Claudio Bravo. México se adelantó a los 20 minutos de juego, con un remate en la boca del arco de Vicente Matías Vuoso.

La Roja, eso sí, tuvo la virtud de no dejar que los norteamericanos celebraran demasiado, pues apenas 85 segundos después de la apertura de la cuenta, Arturo Vidal trepó a las alturas para cabecear un córner de Alexis Sánchez y poner el 1-1.

El encuentro se hizo trabado y de complicadísimo pronóstico. A los 28’, un cabezazo furibundo y a quemarropa de Gerardo Flores, encontró una salvada providencial de Bravo, quien con reflejos instantáneos mandó la pelota al travesaño. Fue el preludio del segundo gol mexicano, pues en la jugada siguiente y tras córner de Aldrete desde la izquierda, Raúl Jiménez cabeceó para el 2-1.

El partido se iba en la primera fracción, cuando Chile, otra vez, logró la paridad. Esta vez, gracias a un ataque perfectamente ejecutado por Mauricio Isla y Vidal por la banda derecha, que terminó en un centro milimétrico del volante de la Juventus. Eduardo Vargas, uno que con la camiseta roja no falla, marcó el empate.

La segunda parte vio el crecimiento del desarrollo futbolístico de Chile. Con Charles Aránguiz mucho más activo, con Jorge Valdivia preciso en las habilitaciones finales y con Alexis Sánchez siempre trajinando en ofensiva, La Roja fue dominador y, tempranamente, se fue en ventaja: penal sobre Vidal a la entrada del área, ejecutó el mismo “Rey Arturo” y 3-2. Tercer tanto de Vidal, para transformarse en el máximo artillero de la Copa y, de paso, marcar el gol número mil en la historia de las selecciones nacionales.

En la única vacilación defensiva durante el complemento (Gary Medel salió una pizca tarde de la línea de fondo y terminó habilitando la jugada), Matías Vuoso marcó su segundo tanto personal y el 3-3 definitivo.

Chile tuvo opciones para volver a desnivelar. Alexis Sánchez y Jorge Valdivia estuvieron muy cerca de encontrar el pórtico de José de Jesús Corona y el juez Víctor Hugo Carrillo anuló dos tantos en jugadas milimétricas de posición de adelanto. Al final, el 3-3 fue cosa juzgada y se mantuvo hasta el pitazo final.

Un empate que acarrea consigo el entendible desdén de no haber cosechado los tres puntos en casa, pero que en nada hipoteca la opción de Chile de clasificar a la segunda ronda como ganador del Grupo A.