A sus 28 años, Darwin Morales, realizó un proyecto financiado por el Banco Mundial que contribuyó a la atención de pacientes de Dominica.

Christian González G.

Darwin Morales implementó uno de los programas mejor evaluados por la ciudadanía de Dominica.

Darwin Morales implementó uno de los programas mejor evaluados por la ciudadanía de Dominica.

Cuando egresó de su colegio, el porteño Darwin Morales, jamás pensó que a los 28 años iba a cumplir metas que mucha gente tarda el doble o casi toda la vida en hacer realidad. Ya titulado como ingeniero civil biomédico y candidato a magíster de Salud Pública de la Universidad de Valparaíso (UV), el también docente de Informática Biomédica de DuocUC es dueño de la empresa Servicios Informáticos y Biomédicos (SIBIOS) Ltda. Pero esto no es todo…

El Banco Mundial, hasta el año pasado, había realizado dos intentos para llevar hasta Dominica, país del mar Caribe, un proyecto de salud  que buscara implementar un sistema de información para la atención pública de los pacientes de esta isla ubicada al noreste de Venezuela y al sureste de Puerto Rico; sin embargo, las dos veces fallaron. Pese a esto, la tercera fue la vencida y Morales fue arte y parte de esta importante iniciativa que duró tres meses.

Según el último censo, la población de Dominica alcanza sólo los 73,126 habitantes, pero al ser un país rezagado en materia económica, la salud es también muy precaria, por lo que precisaba de un urgente ordenamiento. Y justamente en este sentido se enfocó el trabajo de Darwin Morales, quien como docente viajó durante el año pasado junto a sus alumnos, los también porteños Paulette Muñoz y Pablo Rivas, además de otro profesor de DuocUC Santiago.

Recolección de datos

Ya en el territorio en cuestión, los chilenos comenzaron con la primera parte de su proyecto: la recolección de recursos humanos, que tenía como objetivo generar una base de datos para saber cuántos profesionales hay en la isla, principalmente los dedicados a la salud. Una vez identificados, se implementó un sistema de gestión con contactos y georreferenciación para poder ubicar dónde se encontraban. Esta situación generó una serie de complejidades, puesto que las calles de Dominica no tienen direcciones, salvo en la capital.

Darwin Morales explicó que “otro de los problemas encontrados fue que no tenían RUN. Algunos cuentan con pasaporte, otros con sus números de seguro social, pero oficialmente no hay un número con el cual la gente de la isla se identifica. Entonces ahí propusimos replicar el sistema de RUN que nosotros tenemos en Chile”. Además, cuando se casan, las mujeres toman el apellido del marido, situación que dificultó aún más el proceso de catastro.

Ficha clínica

La segunda parte de la iniciativa financiada por el Banco Mundial fue realizar una ficha clínica electrónica, la que iba a servir para organizar de mejor manera el registro de pacientes médicos. Esto fue fundamental, puesto que cada paciente dominiqués (gentilicio de Dominica) debe portar su ficha, que es literalmente un cuaderno de papel roneo, el que muchas veces se pierde o es olvidado por el mismo paciente a la hora de llegar a la consulta.

Entonces para terminar con este problema, Morales detalló que “la Organización Panamericana de la Salud (OPS) nos facilitó todos los insumos de redes y de internet, así que comenzamos a implementar la ficha clínica electrónica. El primer módulo fue el Psiquiátrico porque hay muchas enfermedades de este tipo, es la que más se da; luego se generó el proyecto de salud materno”

Control de fármacos

El Control de Stock de Fármacos (CMS por las siglas en inglés de Control Medical Store) fue la parte final de este proyecto que se ejecutó desde el 1 de julio al 1 de octubre de 2013. Al ser Dominica un país subdesarrollado, algunas naciones les donan fármacos, pero muchos de estos se encuentran con la fecha de expiración encima, así que para regular esta situación los chilenos idearon una tercera parte en su proyecto.

“Lo que implementamos acá fue un sistema con código de barras, donde se registra el remedio que llega, se pistolea y se guarda el stock. La particularidad de esto es que se generan alertas que avisan cuándo vencen y dónde se necesitan. Entonces cuando queda poco stock se genera una alerta, así que la isla llama a los centros que la abastecen y piden los fármacos que se necesitan”, sostuvo el joven porteño.

Exitoso proyecto

A pesar de que volvieron a Valparaíso hace más de un año, el proyecto estuvo todo este tiempo en proceso de marcha blanca, donde cada cierto tiempo los profesionales monitoreaban cómo estaba funcionando. Sin embargo, hace algunas semanas vino a Chile el encargado de la salud de Dominica, el epidemiólogo nacional Paul Ricketts (similar al Subsecretario de Redes Asistenciales), quien les comentó que el proyecto iba muy bien encaminado.

“El epidemiólogo nacional, cuando vino a Chile durante el mes pasado, nos contó que estaba muy bien el proyecto, que de hecho la marcha blanca había terminado y que ahora se estaba ejecutando. Por esto nos dijo que estaban muy contentos con lo que habíamos hecho y que incluso islas cercanas vieron con muy buenos ojos el trabajo y que les gustaría replicarlo”, aseguró orgulloso Morales.

Otra de las buenas nuevas que trajo la autoridad sanitaria a los profesionales porteños fue que está la intención de que vuelvan durante el próximo año a la isla para ejecutar una segunda parte de este proyecto que tiene a los dominiqueses muy contentos.