bache2En su discurso, la Mandataria afirmó que ambas administraciones tienen una gran tarea ante la fuerte densidad poblacional: “Cómo somos capaces de construir ciudades amables, que entreguen una mejor calidad de vida a sus habitantes”.

“Es un gran honor recibir las Llaves de Oro de la ciudad de Madrid, un gesto simbólico que expresa la acogida que nos han brindado a mí y a la delegación que me acompaña, tanto las autoridades, como el pueblo español y especialmente los madrileños”. De esta manera, la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, inició su discurso en el Salón de Plenos, ubicado en el Ayuntamiento, durante la ceremonia donde la alcaldesa, Ana Botella, le entregó las llaves de la ciudad.

En su intervención, la máxima autoridad nacional afirmó que el sello inconfundible de la capital española es su “capacidad de acoger a otro, de hacerlo sentirse como en casa”. Además, destacó que Santiago y Madrid no sólo están unidas por la historia, sino también por el intercambio permanente; y recordó que “frente del Parque Retiro, en 2006, durante el primer año de mi anterior mandato, inauguramos la placa que recuerda los años en que esta ciudad acogió a nuestra poeta y premio Nobel, Gabriela Mistral”.

Sin embargo, la Mandataria explicó que el vínculo es más que emocional, porque ambas ciudades tienen desafíos comparables, tanto por la fuerte densidad poblacional, como por ser capitales políticas y administrativas de sus respectivos países, y que se traduce en una sola tarea: “Cómo somos capaces de construir ciudades amables, que entreguen una mejor calidad de vida a sus habitantes”.

Madrileños y santiaguinos, explicó, “anhelamos que nuestras ciudades sean acogedoras, con eficientes y rápidos sistemas de transporte, con numerosas y accesibles áreas verdes, con zonas de encuentro y esparcimiento. Aspiramos a vivir en ciudades integradas, que asumen la diversidad y estimulan su expresión, con una amplia oferta cultural y gastronómica; cuidadosas y orgullosas de su patrimonio arquitectónico y urbanístico; y también sustentables ambientalmente”.

Sobre la realidad chilena, la Presidenta detalló que la apuesta del Gobierno está en combinar políticas descentralizadoras y de desarrollo urbano, y de este modo, enfrentar los problemas de habitabilidad de las ciudades, pero con respuestas locales y no impuestas por la autoridad central.

En este sentido, la Mandataria contó que se trabaja en la construcción de ciudades amables, con nuevas áreas verdes; con políticas habitacionales fortalecidas, y con inversiones en conectividad, transporte y seguridad, entre otras. Añadió que en Chile actualmente existe mayor conciencia en la conservación de barrios históricos y patrimoniales, desafío mayor en un país sísmico.

“Sabemos que toda capital es reflejo de la diversidad de su país; que es un espejo de su idiosincrasia y sus prioridades; que en sus calles respira también su historia y se delata de qué manera acoge a sus habitantes: a los de siempre, a los de cerca o a los que vienen de lejos. Sabemos que nuestras capitales son también el modo en el que hemos ido construyendo nuestras certezas y nuestros atajos”, reflexionó.

La Jefa de Estado concluyó su discurso afirmando que “esta hermosa ciudad responde a mis preguntas con una llave de fraternidad. Hoy, aquí me siento en casa. Y sé que a este lado del Atlántico, como al otro lado, en mi patria, somos nosotros, ciudadanos y autoridades, los llamados a responder también las preguntas con que las ciudades del futuro nos interpelan. En esa tarea, las civilizaciones de ayer, de hoy y del mañana, aprendemos lo que implica la cotidiana tarea de construir la patria”.