Ministerio de Salud reportó la mayor baja de embarazos juveniles desde 2005 debido al mayor acceso a métodos anticonceptivos y a educación sexual, pero  según Ramiro Molina, académico de la Escuela de salud Pública de la U. de Chile, persisten las cifras persisten en la población de 16 y 17 años. “Es preocupante que no haya educación sexual en los establecimientos municipales”-señaló el profesor.

-“El trabajo del psicólogo debe liberar a las adolescentes de las culpas, juicios y creencias perturbadoras en torno a su embarazo, en la perspectiva de que termine sus estudios, evite futuros embarazos y pueda vivir una sexualidad plena y responsable el resto de su vida, ya que debemos resguardar no sólo a la madre sino también a la mujer”-declaró la psicóloga Rosa Celedón.

Embarazo-precoz-2Debido a que involucra aspectos muy diversos de la convivencia humana, el embarazo precoz constituye uno de los problemas  más complicados de cuantos surgen en el entorno familiar. Es una situación que escapa del círculo hogareño e interpela  a la medicina, a la sociología, a la educación, a la psicología y a la salud pública, y a la vez, a gobernantes y parlamentarios porque  ya no cabe duda de que repercute en los niveles de deserción escolar, en la calidad de vida  de los hogares monoparentales y en la incidencia de abortos juveniles, entre otros temas que impactan a la comunidad nacional.

                Si bien el embarazo de adolescentes es de antigua data, su recurrencia se volvió alarmante a partir de 2000, año en el que ya fue posible hallar mayores antecedentes sobre la materia, documentados por el ministerio de Salud, el Servicio Nacional de la Mujer y el Instituto de Estadística, entre otras entidades estatales y organizaciones privadas sin fines de lucro que en algún momento realizaron estudios e investigaciones a nivel país.

                Por tratarse de una circunstancia de origen particular e íntimo, las cifras recabadas posiblemente no reflejan la realidad que se oculta tras la llamada “cifra negra”, pero sí se sabe a ciencia cierta que en la actualidad el número de niñas entre trece y quince años que ya han tenido relaciones sexuales se ha incrementado en la última década. Hoy la infancia es dolorosamente breve, y es dolorosa en tanto son demasiadas las menores que en plena edad escolar deben hacerse cargo de problemas que sólo les corresponde vivir y solucionar a los adultos.

                En ese contexto, la necesidad de recurrir a la píldora del día después o simplemente enfrentar una maternidad forzada antes de cumplir los quince años, ponen fin abruptamente y de manera irrevocable, a la etapa de transición entre la niñez y la adolescencia, indispensable para iniciar el desarrollo progresivo hacia la madurez física y mental. Saltársela pone en jaque no sólo la estabilidad emocional de las madres adolescentes sino además la posibilidad de que  completen su formación básica y media, con mayor razón la educación superior, sobre todo en los estratos socioeconómicos bajos.

El protagonista invisible.-

                Más allá de las estadísticas que oscilan en torno al problema, el antecedente que recurre una y otra vez es el hecho  de que la mayoría de los embarazos de adolescentes llegan a término en ausencia de la pareja masculina,  un personaje que aparece minimizado en las encuestas, y sólo en relación a la escolaridad, nunca respecto al compromiso que ha adquirido como progenitor de un hijo, aunque cuando haya ocurrido  bajo circunstancias adversas.

 Lo cierto es que detrás de cada niña embarazada hay un púber que suele pasar desapercibido a pesar de compartir en un 50% la irresponsabilidad de haber tenido relaciones sexuales sin la debida protección, y detrás de cada embarazo juvenil el tema de fondo sigue siendo el de un pareja de niños que hicieron el amor como quien se toma una cerveza.

Las consecuencias finales de ese desequilibrio de obligaciones posteriores, por lo general recaen en la familia de la adolescente, y más propiamente en su madre; en la cultura chilena, no es inusual que los abuelos pasen a desempeñar el rol de padres de su nieto o nieta, y que la joven mamá deba buscar un trabajo y aportar alguna ayuda económica.

Según estudios conjuntos efectuados por Departamento de Obstetricia y Puericultura, y la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, la condición de madre soltera en plena edad escolar se ve agravada por el abandono afectivo, económico y social de que es objeto por parte de la contrapartida, otro adolescente, quien elude su responsabilidad derivando las obligaciones en su pareja, que además, debe asumir los riesgos y los costos del parto.

En ese escenario, la familia del padre púber suele desaparecer junto con él; de acuerdo a los registros hospitalarios, por regla general  los jóvenes no se presentan en la maternidad cuando su polola o pareja ocasional, empieza el trabajo de parto, tampoco lo hacen después. Esta situación, en que un par de niños hacen cosas de grandes sin medir las secuelas, está directamente asociada a la necesidad de impartir clases de educación sexual en todos los niveles de la escolaridad básica y media.

La ley 20418, aprobada en 2010, entre otros artículos dispone que los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado tienen la obligación de incluir un programa de formación sobre la sexualidad dentro del ciclo de enseñanza media, de acuerdo a sus principios y valores, enfatizando contenidos que propicien una adecuada orientación para la vida afectiva y sexual. En esos acápites, la ley parece casi perfecta, toda vez que aparte del concepto valórico, también exige el acceso sin sesgo ni recortes, a una información respecto de las alternativas disponibles legalmente para regular la fertilidad y evitar un embarazo.

En la práctica, los resultados no han sido los mejores. Ya en el año 2012 el Instituto de la Juventud realizó un estudio sobre la educación sexual que reciben los escolares chilenos, resultando ser el aspecto educacional peor evaluado por los propios alumnos. El juicio más severo lo emitió el prestigioso programa de TV 13, Contacto, a través de un extenso reportaje titulado “Educación sexual al desnudo, una asignatura pendiente”, el que fue asesorado por especialistas en diversos ejercicios de conocimientos sobre el tema, en el cual los jóvenes encuestados reprobaron.

El espacio, emitido en julio de 2013, reveló la pobre información sexual que reciben los escolares durante su permanencia en los colegios del país, con el agravante de que ni siquiera el Mineduc sabe de los establecimientos educacionales donde se dictan clases de educación sexual, limitándose a responsabilizar de esta falencia,  a la Superintendencia de Educación.

El aspecto psicológico.-

La madre adolescente es aún una niña que de pronto se ve enfrentada a la responsabilidad de un adulto sin estar preparada para ello. La psicóloga Rosa Celedón, residente en Santiago, se refirió a la condición emocional que implica un embarazo precoz.

La niña que atraviesa por esa situación ,¿necesita apoyo psicológico sistemático, como lo son los controles mensuales en los consultorios?

-Aunque todos los casos son diferentes, en general es recomendable que una madre adolescente tenga una atención integral, que prefiero llamar acompañamiento, para comprender las nuevas circunstancias que debe vivir, en su hogar y fuera de él. La obligatoriedad de este acompañamiento va a depender de cada niña, de su edad y de las condiciones familiares y sociales en que esté inserta, ya que finalmente son las que van a determinar la batería de recursos emocionales y cognitivos con que puede contar para su nueva vida. Si existen condiciones de vulnerabilidad, sin duda que las madres adolescentes deberían tener un acompañamiento muy cercano para suplir las deficiencias familiares a las que pudiera estar expuesta y que en definitiva debiliten su red de apoyo.

¿En qué consiste el respaldo del psicólogo en un proceso que debe proteger a la madre?

-Un psicólogo o psicóloga podrá ayudar a la adolescente mediante una preparación referida a la crianza del bebé y en todos los aspectos emocionales y de relación con su familia, sus pares, su pareja y la familia de su pareja, que emerjan en el proceso de vivir la maternidad y la crianza del bebé. El trabajo del psicólogo deberá liberar a la adolescente de las culpas, los juicios y las creencias perturbadoras en relación a su embarazo, en la perspectiva de que termine sus estudios, evite futuros embarazos y pueda vivir una sexualidad plena y responsable el resto de su vida, ya

que debemos resguardar no sólo a la madre sino también a la mujer.

                ¿Actualmente, la salud pública contempla apoyo psicológico en casos de niñitas embarazadas o constituye solamente una instancia privada?

                Existe un programa dependiente del área Mujer y Maternidad, del Servicio Nacional de la Mujer, denominado AMA, cuyo objetivo es contribuir en la inclusión social de embarazadas y madres adolescentes, a través del desarrollo de su proyecto de vida, el cual integra las dimensiones personal, maternal y familiar, poniendo el  énfasis en la reinserción escolar y en la prevención de otro embarazo. El programa , que funciona en 10 regiones a través de diversos ejecutores ,también trabaja la corresponsabilidad, la salud de la embarazada y/o de la madre adolescente, desarrollo, crianza infantil, vínculos de apego y ejercicio de los derechos ciudadanos en el sentido de reconocer la oferta programática tanto pública como privada, esta última expresada en la labor de las iglesias y de las ONG.

                ¿A qué atribuye Ud. que el padre precoz sea una figura invisible en el drama de la embarazada adolescente?

                -El embarazo adolescente impone al progenitor un rol para el que no está preparado, de allí   lo habitual es ver conductas erradas o impuestas en torno a la paternidad. El niño padre no

deseaba serlo y se encuentra con una tensión familiar y social que no puede resolver porque un adolescente no puede convertirse por generación espontánea en ese padre adulto que esperan que sea, un rol estereotipado la mayoría de las veces.- El drama a que usted se refiere, y que yo preferiría no llamar así porque nos impone una cascada de estereotipos emocionales, también involucra al padre adolescente; este niño necesita también del mismo acompañamiento que requiere la madre adolescente, necesita comprender sus circunstancias para lograr  hacer lo mejor posible y ojalá lo necesario para el desarrollo del bebé.-

Sin importar la edad, ser padre o madre es un proceso de desarrollo, no existe la edad precisa en la cual ya se es padre o madre, y suponer o imponer un rol puede ser muy dañino en esos casos, incluso y psicológicamente, más que el mismo embarazo.-

Como profesional, qué medidas sugeriría dentro de un programa de salud pública destinado a prevenir el embarazo precoz?

                Los aspectos técnicos a abarcar en los casos de embarazo adolescente, a mi juicio son conocidos, sin embargo me parece necesaria una reflexión en torno a cómo se construyen o aplican los programas de intervención. Estos generalmente son fruto de equipos multidisciplinarios, no obstante lo cual carecen de las consideraciones particulares de cada grupo o sector donde son implementados, tales como elementos culturales, socioeconómicos e históricos que deben ser considerados e introducidos en los programas de prevención.  Esto sólo se logra con la participación de los sujetos de cambio. Todos los programas deberían construirse con el concurso de los beneficiarios y si ya existen, al menos su implementación debe hacerse con la participación comunitaria. Es la comunidad la que entrega los elementos a modificar, a través de los sujetos de cambio, y comenzamos a ser parte del problema si estamos insertos en la realidad que pretendemos cambiar, comprendiéndola desde dentro. El psicólogo, en un rol de mediador y desde la psicología social comunitaria, aún tiene mucho que aportar en el caso del embarazo adolescente y en muchos otros temas.-

Contenidos polémicos.-

                Legislar sobre temas asociados tanto a la salud pública como a los principios éticos requiere desechar las consideraciones muy puntuales o particulares para masificar los beneficios y abarcar a la gran mayoría de los ciudadanos. Ese es el caso de la Ley 20418, aprobada el 14 de marzo de 2010, que fija normas sobre información, orientación y prestaciones en materia de regulación de la fertilidad, derechos que se consignan en el Artículo 1, donde se hace referencia a la obligatoriedad de las clases de educación sexual y al libre acceso a la información anticonceptiva, tomando en cuenta la edad y la madurez psicológica de la persona a quien se le entrega.

                El Artículo 2 se centra en el derecho a elegir libremente, sin coacción de ninguna clase, los métodos de regulación de la fertilidad  femenina y masculina que cuenten con la debida autorización, pero hace una salvedad en los casos en que el método anticonceptivo de emergencia

sea solicitado por una persona menor de 14 años, circunstancia en la cual el médico o funcionario que corresponda “procederá a la entrega de dicho fármaco, debiendo informar posteriormente, a los adultos responsables que la menor señale”

Esa cláusula provocó reacciones en algunas ONG que se opusieron a la obligación de poner la píldora del día después al alcance de las niñas, “sin objeciones de conciencia ni la aplicación discrecional de la normativa en los servicios de salud pública”, lo cual, según los detractores, atenta contra el derecho constitucional de negarse a realizar actos contrarios a las creencias religiosas.

Desde la perspectiva oficial,  en 2011 la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Central efectuó un estudio con el fin de confirmar la correcta entrega de la píldora del día después, investigación que arrojó un 29,7% de incumplimiento de la norma por parte de los municipios. Según Claudia Dides, directora de gestión de proyectos de la U. Central, “la ley se ha cumplido a medias; hay matronas que no tienen claridad del procedimiento y consultorios que no la entregan por un tema ideológico”.

                El ministro de salud, Jaime Mañalich, declaró que es obligatorio entregar la píldora de emergencia incluso a las menores de 14 años que la soliciten, “así como también todos y cualquiera de los anticonceptivos regulares.”

Cuentas felices.-

El 4 de enero de 2014, el Ministerio de Salud reportó la mayor baja de embarazos adolescentes desde 2005 y señaló cifras sumamente halagüeñas con respecto a un incremento sustancial en la demanda de pastillas, soluciones inyectables, implantes y preservativos que distribuye la Cartera, los cuales, según declaró la entidad, hoy son conocidos y están al alcance de los jóvenes que desean mantener una vida sexual responsable.

                El subsecretario de Salud Pública. Jorge Díaz, añadió que además, las actuales cifras se han logrado gracias al programa Control Joven Sano, donde también entregan consejerías sobre sexualidad y asesoría sobre el uso de los métodos de control de la fertilidad que los usuarios eligen.

                Claudia Dides, investigadora en el área de reproducción y género de la cartera sanitaria, señaló que aunque las cifras globales van en descenso, hay otras tendencias negativas que están aumentando, como es el caso de los segundos embarazos en menores de edad, reincidencia que “resulta preocupante porque se trata de jóvenes sin proyectos ni expectativas en su vida, tendencia que ha ido en alza, especialmente en los sectores pobres del país”.

                Ramiro Molina, académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile denunció que la cifra de menores embarazadas entre 16 y 17 años se mantiene estable y que es alarmante que un 77% de los establecimientos públicos no entregue educación sexual integral, mientras que en los privados sí se aborda este problema.