mom-daughter-puzzlesLas investigaciones en neurociencias han establecido que el tipo de estímulos y las oportunidades que se brinden a los niños y niñas, desde su nacimiento hasta los dos o tres años de edad, tienen un alto impacto en su comportamiento y aprendizaje futuros.

Está comprobado que en dicho período se establecen alrededor de las tres cuartas partes de la red neuronal. El número de neuronas con que cuenta una persona al nacer va de 30 a 100 millones. Sobre esta cantidad se establecen conexiones de acuerdo a las oportunidades que ofrece el ambiente, y luego, por un proceso de filtración natural llamado “poda” neuronal o sináptica, se desechan las que no se utilizan y se hacen más fuertes las que sí son usadas.

Las experiencias de interacción con otros y con el ambiente durante la primera infancia influyen de manera directa en la arquitectura del cerebro. Y si consideramos que la principal forma que tienen los niños de interactuar con otros y con su entorno es mediante el juego, es posible establecer que éste es una herramienta de activación para las redes neuronales.

La experiencia del juego

“El juego es por esencia un suceso maravilloso de encantamiento, y si se da entre un padre, madre y su hijo o hija, en particular durante la primera infancia, se propiciará una instancia de reciprocidad, diversión y armonía que favorecerá el desarrollo saludable del niño o niña y la calidad de su vínculo con el adulto. Las actividades lúdicas y de recreación no tienen el mismo efecto que otro tipo de acciones más asistenciales, como la comida, el baño o el vestirse. Por muy entretenidos y dinámicos que se presenten, en éstos existe una tarea por cumplir, un fin al cual llegar. Por el contrario, en el juego la importancia reside en la experiencia en sí, sin pretender lograr otro objetivo que el pasarlo bien, entretenerse”, afirma Gudrun Marholz, magíster en Educación Inicial y profesora de la carrera de Educación Parvularia de la Universidad de Valparaíso.

La docente advierte, asimismo, que un niño que se siente protegido emprenderá su juego con confianza, explorando su medio, probando alternativas y alejándose de sus padres o adultos significativos, lo que da muestras de seguridad.

Desarrollo

La especialista añade que todos los niños presentan un real y auténtico deseo de jugar, aunque las formas de hacerlo difieran. Para muchos autores el juego es un impulso propio de la niñez y es una forma natural de aprender, puesto que a través de él se entra en contacto con otros, descubriendo el mundo e interpretándolo. Es reconocido que el tipo de juegos que secuencialmente presentan los niños es semejante según la etapa del desarrollo en la cual se encuentren, y con independencia del lugar en el que viven o de la cultura a la cual pertenecen.

Además, agrega, los tipos de juegos más representativos para niños —como los autitos— o para niñas —muñecas—, lo son por las influencias del ambiente: no existen los juegos por diferencia de género en esta etapa del desarrollo, por lo que es apropiado permitir la interacción con diversos materiales, sin limitar las experiencias.

“El juego permite reelaborar la realidad y apropiarse de conocimientos, por ello es preciso que el niño sienta que es él quién maneja su juego, así podrá intervenir en éste con libertad, manteniendo su interés. El papel que debe cumplir el adulto durante el juego es de compañero, ofreciendo implementos y juguetes apropiados, y mostrándose como referente. Además, el padre o la madre deben resguardar que su hijo o hija no se sienta frustrado con una propuesta de juego muy difícil, o poco desafiado con un juego muy fácil”, asegura la profesora.

Valores

Gudrun Marholz explica que cualquier objeto que resulte interesante y que no presente riesgos puede transformarse en un juguete, dependiendo de la creatividad e imaginación de los niños y de los adultos que permanezcan junto a ellos. Pero es importante tener presente algunas características para su selección y adecuación: los implementos que ofrecemos a los niños deben responder a valores como igualdad, solidaridad, respeto y paz, evitando juguetes que fomenten la destrucción o de estereotipos muy marcados.

“Los padres y adultos significativos deben saber seleccionar el juguete apropiado, pero más que eso, es importante ofrecer oportunidades de juego y tiempo de recreación con sus hijos, propiciando la actividad espontánea con juguetes improvisados o elaborados por los propios niños, con ayuda del adulto con elementos en desuso”, concluye la docente de la carrera de Educación Parvularia de la UV.