Si el ministerio de Justicia envía al Congreso el anteproyecto que reforma la Ley  19.620, tal como lo anunció, los cambios propuestos podrían aumentar el número de interesados en adoptar a niños que hoy habitan encasas de acogida, y de esta forma brindarles los cuidados y el afecto de un verdadero hogar.

    papa-y-bebe        Es probablemente una de las decisiones más cruciales que pueda tomar una pareja, ya sea porque no ha podido concebir hijos o por una necesidad interior de brindarle un hogar y una familia a un menor que por alguna razón no pudo ser criado por sus padres biológicos.

            El tema nunca agotará los pro y los contra que las personas suelen esgrimir tanto para apoyar la adopción como para rechazarla. De partida, ello implica asumir una responsabilidad de por vida, no es cosa de “divorciarse” del niño o niña cuando se pone difícil, y por otro lado, significa también aceptar todo el pasado que subyace en ese pequeño ser humano, máxime si ya ha acumulado recuerdos de sus propios padres y del hogar de acogida en el cual lo dejaron.

            Afortunadamente las opiniones a favor siempre hacen caso omiso a esas reflexiones, y el temor a asumir riesgos genéticos o de otro orden por el hecho de adoptar, es superado con largueza por el íntimo deseo de proteger a un niño indefenso y como contrapartida, de  llenar el vacío que deja una paternidad frustrada por motivos naturales.

            Aún cuando hoy es posible recurrir a la fertilización in vitro y a otros procedimientos que otorga la medicina actual,  adoptar a un hijo ajeno sigue siendo una opción deseable para muchas mujeres u hombres infértiles cuando tienen la vocación de ser padres y están dispuestos a someterse a las instancias legales y formales que son inherentes al proceso de adopción, ello sin contar con los nervios de una espera que bien podría denominarse “embarazo emocional”.

            ¿Qué hay de nuevo en ese campo? Por el momento, la posibilidad de efectuar un par de cambios relevantes si el Ministerio de Justicia envía al Congreso, tal como lo anunció, un proyecto de ley que busca agilizar la adopción de menores, instancia que se viene alargando desde hace varios meses y que esta vez debería concretarse en el transcurso de agosto.

            La iniciativa constituye una reforma a la Ley 19.620, promulgada el 26 de julio de 1999 bajo el gobierno de Eduardo Frei, la cual en su primer artículo establece, “que la adopción tiene por objeto velar por el interés superior del adoptado y amparar su derecho a vivir y a desarrollarse en el seno de una familia que le otorgue el afecto y le procure los cuidados que satisfagan sus necesidades espirituales y materiales, cuando ello no pueda ser proporcionado por su familia de origen.”

            Las variaciones sugeridas proponen reducir a seis meses como máximo, el tiempo de espera en el cual se decide si un niño es susceptible de adopción y si los postulantes cumplen rigurosamente los requisitos que se exigen para ese efecto. Así mismo, el proyecto modifica la lista de prioridades que actualmente rige en relación a los solicitantes, poniendo en segundo lugar a los solteros, detrás de los matrimonios chilenos pero antes que los extranjeros.

Sin duda que disminuir la interminable espera que hoy caracteriza a las adopciones en Chile, va a poder concretar en un plazo razonable, el encuentro entre los nuevos papás y el niño que será su hijo, lo cual permitirá establecer el vínculo físico y afectivo a la edad más temprana posible.

            Matías Escabini, Director de Desarrollo Social de AIEP, se refirió al proyecto de ley como una señal de que “hemos comprendido lo importante que es crecer en familia y que  hacer más eficiente  y eficaz este proceso tan necesario va en directo beneficio de estas nuevas familias y de nuestro país.”

En buena ley.-

SenameValpoSegún las cifras del ministerio de Justicia, durante 2012 se efectuó un total de 605 adopciones, de las cuales 487 corresponden a matrimonios chilenos y 118 a extranjeros. No es una cifra menor, y es posible que aumente si los cambios a la ley 19.620 logran llegar  a la recta final y son aprobados en ambas cámaras. No obstante, todavía quedan cabos por atar y situaciones específicas que no se han resuelto.

            El caso del carabinero José Luis Paredes y su pareja Joselyn, a quienes hoy se les exige entregar a la niña que cuidan hace más de dos años, pone en evidencia que no todo lo que está inscrito en la ley logra cubrir los aspectos humanitarios que no tienen relación con las disposiciones jurídicas sino con los sentimientos.

El punto central es que el plazo asignado a la familia Paredes para actuar como guardadores de la pequeña Monserrat superó largamente los seis meses que duraría esa tutela, y al cabo de dos años, como es lógico, se estrecharon los lazos afectivos entre la niña y la joven pareja, con participación además, de una abuela cariñosa y otros familiares que se involucraron en la historia.

Andrés Beroggi, director nacional de Aldeas Infantiles SOS, Chile, en la sección Correo de un diario porteño, señaló que “la ley es clara al establecer que las familias guardadoras no pueden adoptar a menores que se encuentran bajo su cuidado,  y que en atención al interés superior del niño la institucionalidad vigente debe velar porque los sistemas de cuidados alternativos a la familia de origen (guardadores, adopción y residencias) efectivamente funcionen y respondan a las necesidades del menor.”

            En el caso Paredes, la cosa también está muy clara: hay una pareja que tuvo más de 600 días para demostrar el profundo interés que sienten por la niña a su cuidado. No sólo está saludable sino que además, ella misma ha adoptado a Joselyn y a José Luis como sus papás, los reconoce, los llama si se alejan y en todo momento actúa de la misma forma en que se comporta una hija con sus verdaderos padres.

Arrancarla de ese hogar constituye un atropello a los derechos de Monserrat, quien, por razones obvias, no será consultada sobre esa u otra solución que imponga el Sename con respecto a su tuición definitiva, por lo tanto se justifica plenamente que la familia Paredes haya recurrido a un Tribunal de Familia para defender su causa, la cual será vista en el mes de septiembre. El joven carabinero dijo a los medios que está tranquilo, con buenas expectativas y muy conforme con sus abogadas.

¿Por qué los guardadores no pueden adoptar si cumplen con todos los requisitos legales e institucionales que se le pide a cualquier otro postulante? La respuesta que dé el Juez de Familia, una vez que se hayan realizado los informes periciales y psicológicos para analizar a José Luis, Joselyn y Monserrat, sentará un precedente que ojalá sea el que necesita esta pequeña para continuar con su vida hasta ahora normal.

            Por otro lado, pareciera que de los cientos de adopciones que se han realizado en el país, ninguna ha resultado en un fracaso. Por el contrario, los testimonios felices son lo bastante numerosos como para corroborar la tesis de que se trata de una experiencia enriquecedora, a pesar de los altibajos que pueden surgir durante la ejecución de los

trámites, sobre todo si no todos los miembros de la familia adoptante están de acuerdo con la decisión, por ejemplo, o si los futuros padres están buscando un niño o niña con características especiales, lo que sin duda podría demorar  una gestión ya iniciada.

Los únicos intervinientes en los programas de adopción son el Sename y los organismos acreditados ante éste: Fundación Mi Casa, Fundación San José para la Adopción, e Instituto Chileno de Colonias, Campamentos y Hogares de Menores. Todos ellos pueden extender un certificado de idoneidad de los postulantes una vez que se han evaluado sus antecedentes y se ha confirmado que cumplen con  todos los requisitos exigidos. Es un proceso largo en todos los casos, pero por lo general nadie se echa atrás y los seguimientos posteriores a una tramitación exitosa demuestran que los niños se han integrado felizmente a sus nuevos hogares.

La historia de Kamila.-

            Constituye una excepción a la norma, ya que no pudo ser legalmente adoptada pero pese a ello logró permanecer en la familia que la acogió desde su más tierna infancia.

Lorena M. M. trabajaba en una residencia de acogida en Viña del Mar cuando conoció a la pequeña que hoy ya tiene 18 años y es uno más de los cuatro hijos propios que se criaron con ella.

            “Kamilita era la segunda hija de cinco hermanos, su madre la dejó a cargo de unos amigos, pero por problemas graves de desnutrición estuvo internada en Conin hasta que llegó a esta casa de acogida que atendía niños con horario de jardín infantil, donde yo estaba haciendo un reemplazo. Así conocí a la que hoy es mi hija del alma y de mi corazón.

Fue un amor a primera vista y a poco andar le consulté a mi familia si estaban de acuerdo en que me la trajera a la casa los fines de semana, lo que aceptaron de inmediato, ya que se encariñaron mucho con ella.”-

            -“Lamentablemente mi tiempo de trabajar en el Hogar se acabó; fue tan dramático ese momento en que nos tuvimos que despedir que la señora que la cuidaba se conmovió y me dijo, “¿Sabe, tía?¡Llévesela! la niña la quiere, y veo que usted también. Esto es un amor de Dios porque ella llora todo el rato por usted cuando se va”.

“La verdad es que yo no lo podía creer, mi felicidad era completa, llorábamos las tías del Hogar y yo. Llamé a mis hijos y ellos nos fueron a buscar, y mi pequeña abrazada a mí como si supiera que me la llevaría y ya nunca más nos separaríamos. Así pasaron unos años, mientras yo seguía llevándola al consultorio donde pertenecía y visitando a las personas que la cuidaron en la casa de acogida. De su mamá nunca supimos hasta mucho tiempo después.”-

“En 1997 conversé con la directora del Jardín y me propuso contactar con los abogados del centro para pedir el cuidado personal de Kamila y luego la adopción. Mi marido, mis hijos y yo estábamos felices con la idea pero todo se esfumó porque no cumplíamos con los requisitos; nuestros ingresos no eran seguros y la escolaridad de mi esposo era muy baja, así es que dejamos las cosas como estaban y nos dedicamos a darle a la niña todas las ventajas que estaban a nuestro alcance, una buena educación, una formación cristiana y mucho cariño.”

-“Un día apareció su mamá biológica, yo no sabía qué hacer,pero la visita no duró mucho. Ella me dijo que jamás molestaría a Kamila y que estaba feliz de verla tan sanita y tan grande. Me dio sus razones de por qué no se pudo hacer cargo de la pequeña y me contó que había tenido que regalar a dos de sus hijos.”

“Hoy mi niña tiene dieciocho años y por cierto, le preguntamos qué piensa ella de no tener nuestros apellidos, que era lo que nosotros deseábamos hacer a través de una adopción formalizada. Ella responde que eso nunca será importante porque es y siempre será nuestra hija y porque sabe que tiene una familia que se siente orgullosa de ella. Entonces me abraza y me dice que está feliz por haber sido elegida , y yo le doy las gracias por haberme aceptado.”-