El matonaje virtual se ha visto incrementado durante el último tiempo con la irrupción de las redes sociales.

Christian González G.

: Desde el año 2009 que el Gobierno no realiza una encuesta dedicada a estudiar la materia.

: Desde el año 2009 que el Gobierno no realiza una encuesta dedicada a estudiar la materia.

La avasalladora irrupción de la tecnología y las nuevas plataformas virtuales han traído consigo una serie de beneficios y contras para la sociedad, tanto nacional como mundial. Entre las cosas positivas se encuentra el facilitar una serie de cosas que antes podían tardar mucho más; mientras que entre las malas, se está dando una constante entre los jóvenes escolares que ha aumentado mucho durante los últimos años: el ciberbullying.

¿Qué es el ciberbullying? Según un sitio web especializado en la materia, el ciberacoso escolar entre menores de edad es el uso de los medios computacionales como Internet, el incremento del uso de la telefonía móvil y los videojuegos en línea, principalmente; lugares, donde algunos ejercer el abuso psicológico entre iguales. Importante es enfatizar que no se considera dentro de este término al acoso de índole sexual ni a los casos donde adultos intervienen.

Desde el anonimato

Esta tendencia entre los escolares adoptó con el tiempo distintas modalidades, las que con las diferentes plataformas virtuales permitieron que los menores de edad pudieran decir cosas que frente a frente no se atreven a hacerlo; esto, principalmente porque en muchas ocasiones, la persona que está tras la pantalla del computador lo hace de manera anónima, lo que ha facilitado esta acción.

Otro hecho que ha derivado en el incremento de esta especie de acoso es que al no verse uno(s) con otro(s), no saben cuándo parar o en qué momento ya pasó de ser una simple broma a un hecho que le está provocando un daño al agredido. Esta es una de las principales diferencias que tiene el acoso virtual con el presencial, lo que ha permitido que el daño entre los afectados sea mucho mayor que al ver la reacción que está teniendo ante las bromas o insultos.

Para la psicóloga y docente de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), quien además es experta en ciberbullying, Paula Ascorra, “efectivamente aparece una nueva forma de violencia, que lamentablemente no cuenta con una estadística sistemática q mida realmente la violencia. Se hizo una encuesta de violencia escolar los años 2007 y 2009, pero no se hizo más. Entre estos años se notó una diferencia donde hubo más agresión, pero después de eso no tenemos datos”.

Convivencia escolar

El uso de nicknames o apodos hace posible la violencia virtual de una persona hacia otra.

El uso de nicknames o apodos hace posible la violencia virtual de una persona hacia otra.

Distintas investigaciones han demostrado que todos los temas de agresión entre escolares nunca incluyen a dos personas solamente, sino que siempre es un trío, el que está compuesto por el agresor (bull), el agredido (la víctima) y el soporte social (grupo curso), que actúan apoyando o disfrutando de la agresión. Es por esta razón que muchas veces son los mismos compañeros que aleonan al provocador para que continúe con las molestias; situación que se origina porque muchas veces el bull es el más popular entre los compañeros.

Según explicó la profesional de la PUCV, “la mirada de Chile en el tema es centrada en leyes; esto quiere decir que piensan que quitándoles o controlándoles las visitas a los computadores, o que los apoderados les restrinjan los videojuegos a los hijos o el permiso para ingresar a las redes sociales, se les va a ayudar completamente, cuando no es así. Lo que hay que hacer en estos casos es un programa social donde empecemos a entender que esa forma de molestar no se tiene que hacer porque se daña a las personas. También se tiene que hacer para parar al agresor, un verdadero cambio de cultura”.

Entre las propuestas que se aplican actualmente en el país en esta materia están las de mediación; esto quiere decir que el grupo curso se ponga a dialogar en compañía del profesor, con el objetivo que el matón conozca el daño que provoca en el otro y que lo sienta como suyo, además que el agredido se fortalece hablando y relatando el motivo por el cual se molesta.

“Otra propuesta tiene que ver con lo netamente social, con la participación que tienen todos los estamentos en las escuelas; esto reflejado principalmente en la construcción en conjunto de los reglamentos de convivencia escolar, el que debe ser participativo entre estudiantes, docentes, directivos y apoderados; y no entre cuatro paredes como se hace siempre. Al ser discutido, se negocia el límite y lo que no estamos dispuestos a tolerar; entonces, conforme a ello, se construye un escenario totalmente distinto”, puntualizó Ascorra.