720p24.Imagen fija122 El piñón de pino es desconocido aún en Chile, situación que podría cambiar con el proyecto que desarrolla la Universidad de Valparaíso y el Instituto Forestal (Infor), denominado “Desarrollo de técnicas de manejo para producir piñones de pino piñonero”, que propone el desarrollo de un paquete tecnológico, productivo e industrial, para promover la producción de piñones de pino en nuestro país y su posterior comercialización, especialmente en los mercados internacionales.

El piñón de pino, además de ser rico en proteínas, grasas insaturadas y aminoácidos esenciales para el ser humano, es un fruto seco de exquisito sabor, que se puede consumir crudo o en preparaciones saladas y dulces. Su versatilidad lo convierte en un producto con sello propio y sin parangón, pero a su vez en un exclusivo alimento gastronómico, infaltable en la alta cocina europea, por el que se debe pagar un alto precio para adquirirlo. El diamante de los frutos secos tiene un valor que fluctúa entre los 13 mil y los 30 mil pesos chilenos (20 a 45 euros) por kilo.

Como dato adicional, la producción mundial de piñón alcanza a las 30 mil toneladas anuales, siendo los españoles los principales productores del mundo. Todos los países de la costa mediterránea lo tienen incorporado a su alimentación habitual. No es menor recordar que este piñón es el ingrediente fundamental del pesto original italiano.

Plaga en Europa

Mariane Lutz, directora del Centro de Investigación de Alimentos Funcionales de la Universidad de Valparaíso (Cidaf), confirmó que esta especie de piñón es el fruto seco más costoso del mundo, por ello “se le considera el diamante de los frutos secos, por sus cualidades nutricionales extraordinarias y actualmente la demanda por este fruto es enorme, ya que la producción en Europa se ha visto seriamente afectada por una plaga, por lo tanto la producción ha disminuido y el interés por desarrollarlo acá en Chile es tremendo”.

Al parecer las circunstancias juegan a favor de Chile, ya que la demanda insatisfecha por este producto en el mundo, debido al flagelo de la plaga provocada por el insecto Leptoglassus Occidentalis, ha mermado significativamente su producción. Un auspicioso escenario para Chile, dado que en el territorio nacional se encuentran las mejores condiciones para su cultivo, con terrenos disponibles, potencialmente idóneos, y con árboles que llegan a la madurez del fruto en menos tiempo que en Europa.

Producto muy apetecido

Mariane Lutz, directora del Centro de Investigación de Alimentos Funcionales de la Universidad de Valparaíso

Mariane Lutz, directora del Centro de Investigación de Alimentos Funcionales de la Universidad de Valparaíso

 La investigadora puntualizó que las especies que existen, de acuerdo a las investigaciones desarrolladas, superarían la producción europea, que se realiza con árboles entre quince a 20 años; en nuestro país en cambio esta producción se alcanza con ejemplares de siete a diez años, y en huertos entre cinco y siete años. Además otro aspecto que destacó la académica de la UV como relevante, es que tampoco se han detectado plagas o enfermedades dentro del territorio nacional.

“Este producto es muy apetecido por las propiedades que posee. Es un fruto que tiene un 40 por ciento de proteínas y bastante aceite, pero éste es de muy buena calidad y además contiene muchos componentes bioactivos saludables. Por eso estamos nosotros en este proyecto, ya que esa es nuestra área de interés. Entre los compuestos bioactivos destacan los polifenoles y otros antioxidantes; además contiene fibra dietética y fitoesteroles, que son muy importantes, porque está demostrado que ayudan a disminuir el colesterol plasmático y factores de riesgo cardiovascular. También tiene componentes que estimulan la saciedad”. En el Cidaf, de acuerdo a lo sostenido por la profesora Lutz, estudiarán el fruto producido en tres zonas distintas de cultivo, con el objetivo de averiguar si existe alguna diferencia en la calidad del producto.

Mariane Lutz advirtió que la producción del piñón de pino estará destinada principalmente a los mercados extranjeros, ya que “por su alto costo no podemos pensar que va a tener un consumo masivo en nuestro país, sería un poco irreal, pero sí va a promover el trabajo, la producción, e incluso va a mejorar la exportación y el impacto sobre diversas zonas agrícolas. Dentro del proyecto contamos con la participación de varias comunidades mapuche que están interesadas en la producción; de hecho, a todos ellos se les está capacitando desde ya”.