Pese al apagón, el libro aún es considerado un buen presente, y El Principito sigue siendo un clásico de la literatura infantil que se vende durante todo el año.

Pese al apagón, el libro aún es considerado un buen presente, y El Principito sigue siendo un clásico de la literatura infantil que se vende durante todo el año.

El impacto de las tecnologías de la información y comunicación, TICS, en los procesos educativos, dejó de ser motivo de discusión desde hace muchos años. Hoy no es posible imaginar un mundo y una sociedad capaz de renunciar a las innegables ventajas que le otorgó la era digital, retornando a un pasado de lápiz y papel, por muy romántico e incluso conveniente, que ello pudiera parecer.

En ese contexto, tanto la tecnofobia como la tecnoadicción están “out”, es decir, obsoletas desde la única perspectiva y la única opción que le queda a la sociedad chilena para recuperar el control sobre sus habilidades naturales: la humana. Lo que ahora está en juego es esa condición de ser humano pensante, capaz de valorar, distinguir y criticar los contenidos educativos, no así los modernos mecanismos electrónicos, que mueren si falla el enchufe, la batería o la energía eléctrica.

Transcurridas varias décadas desde la irrupción audiovisual que produjo el primer “¡wou”! en las generaciones pasadas, ya nada puede sorprender a la juventud actual, nacida bajo el signo del lenguaje y la escritura.com y aparentemente bendecida por las mil y una facilidades que le proporciona la internet como recurso no sólo para comunicarse a través de las redes sociales sino también para cumplir con las tareas que les exigen los programas obligatorios de la educación media y universitaria.

A partir de esa suerte de osmosis entre el estudiante y la información veloz, fácil e impersonal que obtiene con la presión de su dedo índice sobre una tecla, los problemas ya no están supeditados al uso de los computadores y de la internet en el aprendizaje formal sino a la falta de políticas educacionales que vayan paralelas a las técnicas digitales, lo cual ha causado una inversión de roles. De este modo, la educación ha pasado a estar al servicio de las TICS en lugar de que éstas sigan siendo instrumentos de la enseñanza que se imparte tanto en las aulas como en el hogar.

Es probable que dicha carencia tuviera menos efecto en la población infantojuvenil, al menos en el aspecto cognoscitivo, si la cultura chilena estuviera debidamente protegida de la contaminación externa y si se la liberara del impuesto que hoy impide en gran medida, que los chilenos accedan a los mejores comunicadores de conocimientos que se hayan inventado a lo largo de un milenio y de un cuarto del actual:

Los libros siguen siendo el más grande vehículo intelectual de todos los tiempos y su relación directa con la cultura positiva y con el progreso social no es producto de la casualidad ni de alguna infalible fórmula exitista. Por el contrario, se trata de una asociación que va conformando un círculo virtuoso a partir de la búsqueda voluntaria y gratificante del conocimiento, sea científico, humanista o simplemente recreativo, como el que proporciona una buena novela, para concluir en un aprendizaje duradero, amplio y completo, en tanto permite ir formando nuevas asociaciones y conexiones con el acopio cognoscitivo acumulado por el lector.

Como contrapartida, en la internet la información se despliega en múltiples celdas, de manera fraccionada e inconexa cuando quien la maneja no tiene otros antecedentes sobre la materia que busca o la madurez necesaria para relacionarla con otros contenidos similares.

Lamentablemente ese es el caso de un alto porcentaje de estudiantes chilenos, por lo tanto se requiere con urgencia la creación de políticas paliativas, que incentiven la investigación y la creatividad, como ocurre en países europeos y latinoamericanos que se destacan por la importancia que le otorgan a la lectura y a la participación de los educandos en los procesos formativos de los cuales se sienten legítimos protagonistas.

Empezar por la infancia.-

Sobre ese tema, la doctora en filología hispánica, Patricia Vargas, secretaria académica del Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje, perteneciente a la Facultad de Filosofía y Educación de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, se refirió a las ventajas y perjuicios que conlleva la metodología digital aplicada en los colegios y universidades.

De acuerdo a su vasta experiencia como experta en lingüística y profesora del idioma español,
¿cuán fuerte ha sido el impacto audiovisual en la educación chilena?
“Hoy día las salas de clase se han convertido en salas de computación, y a todos los profesores, de la época que sean, se les está exigiendo que manejen las TICS, de manera de poder diseñar nuevas estrategias de aprendizaje y elevar el nivel de la enseñanza, sobre todo de los jóvenes, a través del uso constante de las tecnologías, especialmente en el ámbito de la lengua, que constituye una técnica que se aprende ejercitando.”-

“Pero por otra parte, eso conlleva un contrasentido ya que los alumnos ahora, con el problema del chateo, del what’s up, y todo lo que está a su alcance en sus teléfonos y equipos de computación, empiezan a cambiar los signos propios de la lengua y a inventar grafemas que no existen y que son simplemente registros propios del segmento juvenil. Sin embargo yo sí creo que las TICS son importantes, y de hecho ningún alumno egresa de la universidad sin dominar la computación, y en consecuencia ningún docente puede marginarse de los nuevos procesos. Como profesora, tuve que aprender a utilizar el aula virtual, subirles a los alumnos la información, subir los textos, etc, pero aunque el sistema es bueno, insisto en que es mejor lo presencial, la enseñanza y el aprendizaje cara a cara. Aún así hago muchos power para pasar las materias y realizar foros, porque entiendo que los docentes tenemos que estar al día para no ser etiquetados de obsoletos y decrépitos.”

Los profesores se quejan de que frecuentemente sus alumnos presentan trabajos que a todas luces son un “copypage” de internet, lo que implica que no investigan por cuenta propia como era antes.

¿Cómo lucha el académico contra la pereza mental, la falta de interés en aprender que manifiesta una cifra considerable de estudiantes?

“Efectivamente, hemos descubierto mucho plagio en los trabajos que entregan los alumnos en la universidad y para evitar este problema hemos establecido reglas, tales como calificar el primer copipage con la nota más baja, un uno, y los siguientes intentos de engañar, con la reprobación de la asignatura correspondiente. Es muy fácil darse cuenta de los plagios porque los alumnos, como no hilvanan bien los párrafos, de repente se saltan alguno y la idea queda incoherente dentro del macrotexto. Yo creo que esto es un problema permanente que vamos a tener los “profes”, debido a que esta es una época en que los estudiantes tienen todo a su disposición, todo lo consiguen con un mínimo esfuerzo, y todo en su entorno los está incentivando a ver cosas, a buscar información siempre que la tengan lista. Hoy, lo que el niño o el joven no encuentra en la red es porque no existe. Hemos llegado al punto en que si les digo a mis alumnos que lean tal o cual libro, que es importante para el ramo, prefieren ver la película. Las consecuencias están a la vista. La creatividad es muy pobre y la imaginación va decayendo por la falta de uso.”-

¿Ha influido la metodología audiovisual en la forma en que los jóvenes perciben a sus profesores?-

“Indudablemente, la actitud que tienen hoy día los alumnos con los docentes ha cambiado. En épocas anteriores, el maestro era sagrado, era la persona que impartía conocimientos que no se podían extraer de ninguna otra fuente, salvo de los libros que también estaban al servicio del profesor en su labor pedagógica. Hoy los alumnos “no están ni ahí” como

ellos suelen decir, porque muchos no están interesados en adquirir cultura, no quieren ir más allá de su ámbito, de la información que obtienen de sus celulares, de los mensajes de texto. La lectura, por ejemplo, debería ser un disfrute. Para mí no existe la lectura obligatoria, pero ha tenido que enmarcarse de esa forma para que los escolares lean. Yo les digo a mis alumnos que disfruten de los libros, que tomen conciencia de que se están paseando por las estructuras de su lengua, pero la verdad es que hoy es tremendamente difícil abordar los temas y pasar los contenidos si no se recurre a las técnicas audiovisuales.”-

No se puede desconocer el rol que debe asumir el Estado, a través de los ministerios pertinentes, con respecto a los resultados que se obtienen al término de la educación formal de los niños y jóvenes chilenos.

¿Qué técnicas podrían aplicarse para incentivar el interés de los alumnos en su propio futuro?-

“Creo que se pueden implementar medidas, pero no sin antes dar la batalla contra lo que ya está enraizado en la cultura nacional. Es cosa de mirar la televisión e inmediatamente se tiene un parámetro. Entre un programa cultural y uno de farándula, no cabe duda para donde va ir el rating. Una ópera, por ejemplo, o una obra teatral los ve apenas un 0,01% de la población. En tal sentido para poder enganchar con la cultura a nivel país, se requiere todo un trabajo sistemático que se tiene que hacer con los niños. Ahí, en esa etapa, es necesario inculcarles el valor que tiene la lectura, enfatizar la idea de que los libros abren todo un mundo a la imaginación, pero para eso también se requiere la participación de la familia. Creo que lo más efectivo sería implementar programas mancomunados que estimulen la participación de los padres en la educación de los niños. Como medida adicional, el Estado debería realizar más campañas de valorización de la cultura, enganchar a los escolares, a los universitarios con el tema cultural, con la belleza de los libros, a través de una publicidad atractiva. Pero lo que yo demandaría del gobierno en forma urgente, rápida y ya, es eliminar el impuesto al libro porque constituye uno de los mayores impedimentos para fomentar la lectura . De hecho, en las ferias de libros he visto el interés de la gente, pero los que pueden comprar a esos precios son muy pocos, menos aún los más jóvenes.-“
-“En ese sentido, Argentina nos lleva mucha ventaja. Las librerías están repletas de público que recorre las mesas, las estanterías, toma los libros, selecciona los que le interesan, compra y vuelve al otro día para llevarse otros; los niños disfrutan hojeando los cuentos y los textos didácticos y uno puede leer una obra completa, tomarse un café y volverla al estante sin que nadie le exija que la compre, porque las ventas son constantes debido a que los libros son baratos y están al alcance de todos.-“

Leer en Chile.-

En un recorrido por las librerías viñamarinas, en pleno horario comercial, podría decirse que penaban las ánimas, con excepción de La Feria del Libro y de Altazor, donde había clientes que en ese momento esperaban que les envolvieran las obras elegidas o estaban cancelando su valor en las cajas. En el primer local mencionado, la encargada señaló que siempre hay un público lector tanto para las novelas como para los textos técnicos, la literatura de autoayuda y las obras de ciencia ficción, por lo que las ventas suelen mantenerse estables, con un incremento notorio en la Navidad, lo que prueba que el libro sigue siendo un buen regalo.
En la Librería y Ediciones Altazor, el jefe de local se refirió a que el hábito de leer debe partir desde la educación pre básica, lo cual de hecho ocurre, pero que si no hay una continuidad en los niveles superiores esa afición se pierde y no se recupera fácilmente, a menos que el entorno familiar sea propicio a la lectura.