Locatarios de la calle patrimonial cuentan con pesar que,  tras  la explosión del año 2007, se esfumó el comercio que le daba vida al tradicional sector. Piden que se busquen fórmulas para darle más movimiento al lugar, tal como era antes.

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Locatarios sentencian “La calle no pudo volver a ser lo que era antes, que pasaba mucha gente por el comercio, pero ahora si alguien camina por aquí es porque no le queda otra. Es deprimente”.

Caminar hoy por la calle Serrano es encontrarse con una calle de una sola vía, llena de adoquines y con algunos turistas que observan, sin entender mucho, el gran espacio vacío que dejó el brutal incendio, que no sólo se llevó la vida de personas, sino también la de sus negocios.

Desde aquel 3 de febrero del 2007 que la tradicional calle cambió para siempre, ya que fue angostada y hoy solo existe una vía para el tránsito de vehículos, y se han instalado varios restaurantes, todos con una suerte diferente, ya que pocos han logrado permanecer al través del tiempo, según contó Juan Zelada, cuyo local también fue duramente afectado por la explosión.

“Perdí cincuenta millones en veinte minutos”, cuenta tras su mostrador en calle Serrano, justo al frente de donde se encontraba su negocio previo a la tragedia.

Wilma Benavente, de “Perfumerías Eliana” dio un diagnóstico perentorio: “El comercio murió, ahora sólo hay restaurantes que ha puesto la gente del mercado que ha venido a instalarse aquí después del terremoto”.

Benavente cuenta que ha tenido que cambiarse de rubro y que hoy se dedica a la distribución de productos, ya que “para nosotros esto ya no tiene atractivo comercial. Antes habían botonerías, negocios de ropa americana entre otros más, antes se podía vitrinear”.

“Todos los días significan pérdidas”

Tras el incendio, la calle estuvo cerrada por un año y medio, periodo que para Juan Zelada, dueño de la única ferretería que queda en el sector llamada “Bachur electricidad”, se hicieron una serie de cambios, como angostar la calle y desviar la locomoción colectiva hacia las vías aledañas, logrando que solo pase una que otra micro despistada de vez en cuando.

Esto para Zelada significó que su negocio se fuera a la quiebra. “Todo cambió para mal. Después de ser una calle principal, pasó a ser una calle donde no pasa la locomoción colectiva, por lo tanto perdemos clientes ya que pasa cada vez menos gente, si hay días que apenas entra una persona al local”.

Es por esta trágica disminución del tránsito de personas que Zelada hoy apenas logra vender sus productos. “Estoy en la quiebra, la explosión se llevó unos cincuenta millones altiro, luego perdí otros veinte millones porque entraron a robar al local, se llevaron todo. Hoy vendo un 90% menos de lo que vendía antes, todos los días significa pérdida esperando a que entre alguien”.

Deprimente

serrano1Rodrigo Chaparro, encargado de atender la caja en la verdulería “Don Fernando”, ubicada en la esquina de calle Serrano con Plaza Echaurren, dijo que el panorama es deprimente, debido a que “la calle no pudo volver a ser lo que era antes, que pasaba mucha gente por el comercio, pero ahora si alguien camina por aquí es porque no le queda otra. Es deprimente”.
Chaparro agregó además que “de a poco ha repuntado el negocio, a nosotros no nos afecta tanto porque como es una verdulería y la gente tiene que comer, tenemos clientela. Aquí la gente se conocía de toda la vida, pero todo cambió mucho”.

Sin embargo hay quienes de alguna u otra forma han encontrado una nueva oportunidad en esta calle porteña. Edith Palma, de la marisquería “Rosita”, se instaló en calle Serrano luego del terremoto del 27F que afectó duramente al mercado Puerto.
“Estamos mejor que antes, aquí viene otra clase de gente, además hay más seguridad y podemos cobrar un poco más caro que en el mercado, porque vienen muchos turistas por aquí. Estamos mejor ubicados”, sostuvo Palma.

Mala distribución

Zelada sostiene que desde que se reabrió la calle Serrano que se han instalado varios restaurantes, pero que según él, estos no tienen mucho éxito y desaparecen a los pocos meses. “Aquí se van a la quiebra porque no pasa nadie por aquí”, comentó.

Agregó además que “el problema es que esto no está bien distribuido. Hay una universidad enfrente, no pasa la locomoción colectiva que lo hace menos visible. El único momento que nos va bien es cuando hay eventos y cierran las calles, aquí se llena y podemos repuntar. La idea sería tratar de que vuelva la gente y la vida a este sector. Las autoridades nos deben apoyar en eso”, afirmó.

Sostiene que la única forma de reactivar la calle es la locomoción: “Con que pasen dos líneas por aquí las cosas cambiarían mucho. Pero hoy es una calle histórica y olvidada”.