desfile-21-mayo-colegiosTengo la misma ansiedad que usted por qué nuestro 21 de mayo regrese como en los buenos viejos tiempos.
No es difícil para nada compartir estos sentimientos. Un día nos llegó en que encontramos nos habían escamoteado esta fiesta tan porteña. Culpables del estropicio fueron esos trogloditas que destrozan la ciudad.

Esa fecha sagrada para Valparaíso con sus bandas y coloridas banderas, fue históricamente el solemne momento familiar esperado ansiosamente durante 365 días para ver a nuestras gallardas tropas desfilando las calles de la ciudad.

Es más, en días en que arreciaba la campaña contra el recién instalado Congreso Nacional en este puerto, las autoridades locales extendieron el recorrido del desfile hasta la misma avenida Argentina, pasando por el recinto parlamentario y reafirmando que se trataba efectivamente de un nuevo patrimonio de la ciudad.

Pero, el vandalismo santiaguino opera igual que el centralismo administrativo: ¡todo para Santiago, nada con las regiones! Fue así que estos vándalos dispusieron de todos los recursos posibles para llegar en manada desde la metrópoli los días 21 de mayo, con el único afán de arrasar el centro, destruir nuestro comercio y provocar daños similares a un terremoto, sin dejar piedra sobre piedra.

Por eso, indignado al máximo por este martirio santiaguino, me alegra saber que el flamante Presidente de la Cámara de Diputados Edmundo Eluchans se la jugará por cambiar la fecha del Mensaje Presidencial.

Positivo. El hombre mantiene en agenda un proyecto de su autoría que ha propuesto que dicho Mensaje sea trasladado al 4 de julio, que recuerda el día de la fundación del Congreso Nacional en 1811.

Cambiar la fecha del mensaje descontamina ese glorioso día que nació como celebración de homenaje a nuestros bravos marinos que entregaron su vida por la patria en Iquique. Las Glorias Navales deben preservarse de cualquier otra manifestación, por cuanto son tan trascendentes como Las Glorias del Ejército.

Este proyecto cuenta con patrocinio trasversal y hoy, cuando el parlamentario es presidente de esa rama del Congreso, una luz de esperanza ilumina el horizonte.
Ojalá que la clase política tenga la sabiduría necesaria como para confirmar este cambio de fecha que –ciertamente- lleva el sello porteño. Amén.

Nos estamos viendo