aniversarioEl Presidente de la República, Sebastián Piñera, encabezó esta noche en el Palacio de La Moneda, la conmemoración del tercer aniversario de Gobierno. En la oportunidad, el Jefe de Estado aseguró que “más allá de las muchas cosas que se dicen y escuchamos, gracias al esfuerzo de los chilenos y a un Gobierno serio y responsable que está haciendo las cosas bien, Chile y la vida de los chilenos está cambiando y para mejor”.

Tras finalizar su intervención, el Jefe de Estado firmó el Proyecto de Ley que otorga un Bono Solidario a las familias de clase media y de menores ingresos.

A continuación, el discurso del Presidente de la República:

“Queridas amigas y amigas:

Quiero darles una cariñosa y sentida bienvenida a esta casa, la casa de todos los chilenos.

Hoy día es una noche muy especial.  Es una noche cargada de recuerdos y de emociones, pero también es una noche sembrada de esperanzas y de alegrías.  Porque, como lo vimos, hace exactamente tres años, y después de dos largas décadas de una lucha democrática, logramos por primera vez conquistar el corazón y las voluntades de una nueva mayoría de chilenos, una nueva mayoría de chilenos que nos permitió llegar a esta casa de Gobierno y que nos dio el tremendo privilegio, pero también la inmensa responsabilidad, de conducir los destinos de nuestra patria, por un período de cuatro años.

Ese día comenzó algo mucho más grande que un simple cambio de Gobierno, porque ese día entramos a este Palacio de La Moneda con una misión, una misión por la cual habíamos luchado tanto tiempo, grande, noble y, al mismo tiempo, muy exigente.  Nos propusimos lograr lo que nuestros padres y nuestros abuelos durante tanto tiempo habían anhelado, pero que nunca habían logrado.  Incluso, recuerdo que dos Presidentes de la Concertación, el Presidente Frei y el Presidente Lagos, se comprometieron a llegar al Bicentenario como un país desarrollado. Y no lo lograron.

Nosotros no nos dejamos quebrar y llegamos con esa misión, transformar a Chile, a nuestra patria, durante esta década, en un país que logre derrotar la pobreza y que logre alcanzar el desarrollo.

Al mismo tiempo, nos propusimos darle un contenido y un sentido más humano y más valórico a esa sociedad que queríamos construir. Y nos comprometimos a construir una sociedad de oportunidades, para que todos pudiesen desarrollar sus talentos, de seguridades, para que todos pudieran vivir con dignidad, y de valores, porque en la vida los valores son importantes. Y nuestro Gobierno está profundamente comprometido con ciertos valores esenciales, como la libertad, como la vida humana, como la dignidad de todos los seres humanos, como la familia, como la justicia, y muchos más, que han inspirado todas y cada una de las acciones de nuestro Gobierno.

También, con una promesa que los chilenos comprendieron muy bien: cambiar para mejor la vida de todos y cada uno de los chilenos, pero con un compromiso y una preocupación muy especial, porque igual como un padre de familia se preocupa de todos sus hijos, pero con un compromiso y dedicación especial por aquel que más lo necesita, lo mismo debe hacer un buen Presidente y lo mismo debe hacer un buen Gobierno.  Y ese compromiso especial era con los más humildes, con los más vulnerables y con nuestra clase media, de forma tal de permitirle a todos nuestros niños, cualquiera sea la calidad de la cuna que los vio nacer, tener la oportunidad de volar tan alto y llegar tan lejos, como sus sueños, sus talentos y sus esfuerzos se lo permitan.

Y esa misión grande, noble, pero también exigente, requería no solamente un cambio de Gobierno, requería mucho más que eso, requería un cambio de ritmo y también exigía un cambio de rumbo.

Esta noche, en que nos hemos reunido aquí, con el corazón lleno de entusiasmo, con un espíritu humilde, pero con la firme voluntad y el alma llena de esperanza, yo creo interpretarlos a todos ustedes al decir que podemos mirar a nuestros compatriotas a los ojos, que podemos mirarlos con la frente en alto y que podemos decirles que estamos y vamos a seguir cumpliendo los compromisos que adquirimos con todos y cada uno de los chilenos, durante nuestra campaña.

Porque más allá de las muchas cosas que se dicen y que escuchamos, la verdad es que gracias al esfuerzo de todos los chilenos, y también a un Gobierno serio y también un Gobierno responsable, que está haciendo las cosas bien y que está cumpliendo sus compromisos, Chile y la vida de los chilenos están cambiando, y están cambiando para mejor.

Por supuesto, y lo quiero decir con toda franqueza y humildad, sabemos que la tarea no está cumplida, que aún nos queda un largo camino por recorrer, muchos problemas por enfrentar, muchos errores por corregir y también muchos desafíos que el futuro nos va a poner frente a nuestro camino.

Pero nada de eso nos debe quitar la inmensa alegría y el legítimo orgullo de saber que no solamente hemos entregado lo mejor de cada uno de nosotros, sino que también que hoy día estamos construyendo un país que avanza junto a todos los chilenos, hacia un futuro mucho más promisorio y mucho más luminoso que el que teníamos cuando hace tres años ingresamos por estas puertas a La Moneda.

Es verdad, y sabemos, que nos ha tocado gobernar en tiempos difíciles, y a pesar de que algunos de nuestros adversarios pretenden prohibirnos recordar, prohibirnos ejercer nuestra libertad de analizar y de evaluar lo que fueron los gobiernos anteriores, es bueno y necesario hoy día recordar cómo estaba Chile ese 11 de Marzo del año 2010.

Era un Chile que desde hacía ya algún tiempo, venía dando claras muestras de fatiga. Era un país que crecía muy poco y que creaba muy pocos empleos.  De hecho, estábamos creciendo menos que el promedio de América Latina y menos que el promedio del mundo.

Era un Chile que porque no podía crear los empleos que necesitábamos, estaba condenando cada día más, a más familias, a vivir el verdadero drama y tragedia que significa el desempleo, y que tenía los salarios prácticamente estancados.

Era un Chile, aunque a algunos les moleste que lo recordemos, en que la pobreza, que había venido cayendo desde la década de los 90, había experimentado un serio retroceso y en que las desigualdades excesivas simplemente se negaban a retirarse o se negaban a reducirse.

Era un Chile que había evitado y postergado enfrentar las grandes reformas que todos sabemos que Chile necesitaba, y desde hacía mucho tiempo, como por ejemplo, la reforma a la educación y la reforma a la salud, que sistemáticamente se postergaban.

Pero yo sé que podríamos seguir, pero no es necesario. Los chilenos son inteligentes y tienen muy buena memoria, y saben que Chile, en ese instante, requería un cambio profundo.

Adicionalmente, tuvimos que enfrentar una economía internacional cuya crisis comenzó el año 2008 y que todavía está lejos de terminar, y que tiene a muchos países, entre ellos los países más poderosos del mundo, y también a algunos países de nuestra América Latina, viviendo en medio de la recesión, el desempleo y muchas veces la desesperanza.

Además, 12 días antes de asumir este Gobierno, Chile fue golpeado por un devastador terremoto y maremoto, que todos sabemos, destruyó no solamente muchas vidas humanas y muchos sueños de muchas familias, sino que también destruyó muchas  escuelas, hospitales, viviendas, infraestructura.

Pero nada de eso nos quebró ni tampoco quisimos utilizar esos argumentos para no ratificar nuestro compromiso con el programa de Gobierno que le habíamos prometido a los chilenos.

Por eso, frente a esta adversidad, lejos de quebrarnos, los chilenos nos unimos y hemos dado un verdadero ejemplo de valor, de coraje y de unidad, que es reconocido y admirado en el mundo entero.

Por ejemplo, cómo no sentirnos orgullosos que en sólo 3 años, un país pequeño como el nuestro, haya logrado reconstruir un 87% de lo que esa madrugada del 27 de Febrero un terremoto y un maremoto devastador destruyeron en nuestro país.

Cómo sentirnos orgullosos que simultáneamente con ese proceso de reconstrucción, que ha sido difícil, hayamos logrado, al mismo tiempo, recuperar ese liderazgo y ese dinamismo que como país habíamos perdido, y haber logrado duplicar nuestra capacidad de crecimiento y crear más de 810 mil nuevos y mejores empleos para los chilenos.

Y, al mismo tiempo, mejorar los salarios y crear trabajos más dignos y de mejor calidad, con contrato, con previsión social, con seguro de desempleo, y la mayoría de ellos, para nuestras mujeres, que querían y merecían incorporarse en plenitud al mundo del trabajo.

Ustedes saben la diferencia entre un país que vive en el desempleo, como lo conocimos nosotros, y un país que se acerca al pleno empleo, como lo estamos viviendo hoy en día.

En el primero, son los trabajadores los que todas las mañanas salen, a veces con esperanza, a buscar trabajo, y se encuentran con esos letreros que dicen “no hay vacantes”, y vuelven en las tardes con el dolor y, al mismo tiempo, con la angustia de tener que enfrentar a sus familias y decirles que a pesar de sus esfuerzos, siguen estando sin trabajo.

En cambio en un país con pleno empleo, como hoy día lo estamos logrando, ocurre justo lo contrario, toda chilena y chileno que hoy día quiere trabajar, sabe que va a tener  la oportunidad de encontrar un empleo digno, de ganarse la vida con su propio esfuerzo, de sentirse útil y digno frente a su familia y frente a la sociedad. Y son  los empleadores los que andan o tienen que andar buscando a los trabajadores, ofreciendo mejores condiciones para poder alcanzar sus objetivos.

La diferencia entre un país y otro, la sabemos no solamente por lo que  significa desde  el punto de vista económico, sino porque el trabajo es mucho más que un sustento o una forma de ganarnos la vida, es una manera de sentirnos útiles a la sociedad, de sentirnos dignos.

Por esa razón, uno de los objetivos que hemos logrado que más nos llena de orgullo y satisfacción, es poder haber creado esos 814 mil nuevos empleos.

Pero además de eso, cómo nos sentirnos orgullosos que después del retroceso que hubo en materia de pobreza en el Gobierno anterior, en nuestro Gobierno hemos logrado volver a tener la capacidad de reducir la pobreza y de reducir las desigualdades excesivas que cruzaban a nuestra sociedad.

Durante estos tres años, 150 mil compatriotas, es decir, cuatro veces el Estadio Nacional lleno de bote a bote, lograron superar la pobreza extrema.

Cómo no sentirnos contentos, cómo no sentirnos contentos de haber podido lograr hacer renacer ese espíritu de innovación, de creatividad y de emprendimiento tan propio del alma de los chilenos, y que estaba adormecido, al haber logrado crear en estos primeros tres años 150 mil nuevos emprendedores, que ahí están, desarrollando sus talentos, cumpliendo sus sueños, creando trabajo, creando oportunidades.

Cómo no sentirnos orgullosos si fuimos nosotros los que hemos denunciado y enfrentado como nunca antes en nuestra historia, los abusos que algunos malos empresarios cometían en forma muy impune, contra nuestros consumidores y contra nuestros trabajadores.

Cómo no sentirnos contentos con haber cumplido ese compromiso de crear una nueva política social, no solamente con un nuevo Ministerio de Desarrollo Social, cuya sede está aquí, en el corazón de La Moneda, sino que también implementando una nueva filosofía, que no castiga el esfuerzo, sino que premia el esfuerzo de aquellos que sufren muchas veces de falta de oportunidades, a través del ingreso ético familiar, que constituye el instrumento más poderoso para derrotar la pobreza extrema en nuestro país.

Cómo no sentirnos también contentos de que fue nuestro Gobierno el que logró, por fin, después de 40 años de promesas, extender el posnatal de tres a seis meses y ampliar su cobertura, porque el posnatal cubría a sólo una de cada tres mujeres trabajadoras de nuestro país, y hoy día podemos decir, con legítimo orgullo, que no solamente duplicamos de tres a seis meses su período de beneficio, sino que también extendimos de una de cada tres, a todas las mujeres trabajadoras chilenas, el acceso a ese beneficio.

Cómo no estar contentos que durante nuestro Gobierno aprobamos una ley contra la discriminación, para hacer de Chile un país más respetuoso con la diversidad y con la diferencia, y un país también más respetuoso con aquellos que piensan o sienten distinto.

Cómo no sentirnos contentos, como lo dijo el ministro Mañalich, de haber logrado terminar con esa lista de 380 mil chilenas y chilenos que esperaban, a pesar que la ley se los garantizaba, por una operación cubierta por las atenciones Auge. Y, al mismo tiempo, haber eliminado ese 7% de descuento de salud para nuestros pensionados.

Cómo no estar contentos cuando a esta altura podemos decir, que además de todas las viviendas que debimos reparar producto del terremoto, durante nuestros cuatro años vamos a lograr construir 750 mil nuevas viviendas, la cifra más alta en la historia de Chile, lo cual significa que 750 mil familias van a poder iniciar una vida nueva, con lo que significa para una familia tener la tranquilidad de la vivienda propia y la seguridad de una vivienda de calidad.

Cómo no estar contentos también, cuando fue nuestro Gobierno el que abrió las puertas de la democracia y de la participación a más de 5 millones de chilenos, que antes no participaban, a través de la inscripción automática y el voto voluntario. El Gobierno que introdujo las primarias en nuestro país, para darles más poder, más participación a nuestros ciudadanos, en la elección de sus autoridades. Porque digámoslo con todas sus letras, nuestros compatriotas tienen derecho, en primer lugar, a saber en qué se gastan los impuestos con los cuales ellos contribuyen, y por eso hemos hecho un enorme esfuerzo en transparencia, y también a saber qué hacen las autoridades que ellos eligen con sus votos.

Además, también, a pesar de que todavía no hemos logrado llegar y hacer comprender al país el esfuerzo gigantesco que estamos haciendo en materia de la gran reforma a la educación pendiente.

El ministro lo dijo, 3 x 3, porque decidimos, simultáneamente, enfrentar los problemas en los tres niveles del sistema educacional: el parvulario, para llegar con el aplanaje de la cancha lo más cerca y lo más temprano posible en la vida de nuestros niños; el escolar y el superior, y enfrentando en cada uno de esos tres niveles, los tres problemas que afectaban al sistema educacional, el de la calidad, el del acceso y el del financiamiento.

¿Qué gobierno en la historia de Chile se había comprometido a decir que todos los niños que pertenecen al 60% de los hogares más vulnerables, tienen en Chile la seguridad de tener educación preescolar gratuita y de calidad?

¿Qué gobierno se había comprometido a decirle a nuestros estudiantes que todos los jóvenes con talento que pertenezcan al 60% de los hogares más vulnerables, tienen derecho a una beca otorgada por el Estado y que los demás, excluyendo solamente al 10% más afortunado, tienen derecho a un crédito en condiciones inmensamente más favorables que las que habían cuando llegamos al Gobierno?

Y así, estamos cumpliendo con un compromiso, que ningún joven chileno se quede fuera de la educación superior por falta de recursos y que ninguna familia chilena vea transformado el sueño de un hijo profesional, en una verdadera pesadilla, por la mochila de deudas que a veces ello significaba.

Cómo no sentirnos también orgullosos con la gran reforma a la salud que está en marcha. Hemos iniciado o construido más de 50 hospitales. Diez veces más que lo que ocurrió en la década pasada. Y eso implica no solamente los que fueron destruidos por el terremoto. Hemos logrado multiplicar por tres el número de especialistas que se forman en nuestro país. Terminar con las listas de espera Auge. Y tenemos el compromiso también de terminar con los períodos de espera excesiva en aquellas enfermedades no Auge. Y, al mismo tiempo, llegar con la salud no solamente cuando la persona ya está enferma, sino que enfatizar y priorizar la salud preventiva.

Y en eso, quiero agradecer también a Cecilia, mi mujer, por el liderazgo que le ha otorgado a la campaña Elige Vivir Sano, porque siempre es mejor prevenir que curar y porque el mejor doctor de cada uno de nosotros mismos, somos nosotros mismos. Y con eso estamos cambiando una cultura para hacer de Chile un país en que podamos vivir en forma más sana, alimentarnos mejor, practicar más deporte, compartir más con la familia, disfrutar más y mejor nuestro maravilloso medioambiente.

Y cómo no sentirnos contentos con algunas otras cifras que a veces no se conocen.

Por ejemplo, este verano, 8 y medio millones de chilenos pudieron veranear. Más del doble de lo que lo hacían hace sólo cuatro años.

Que durante el año 2012, nunca tantos chilenos habían practicado deportes ni habían tenido acceso a la cultura, como lo tuvieron este año 2012, gracias a los programas que nuestro Gobierno ha implementado en el campo del deporte y en el campo de la cultura.

Que el año 2012, nunca se habían escrito tantos libros ni se habían leído tantos libros en nuestro país.

Además, alcanzamos los mayores niveles de nuestra historia en materia de acceso a actividades culturales y, al mismo tiempo, en materia de hacer de Chile un país digital y darle ese instrumento a todos y no solamente a algunos. Por ejemplo, hemos multiplicado por 7 veces las conexiones a Internet. Hemos aumentado en más de 50% el número de celulares. Le hemos dado portabilidad, para que las personas puedan elegir en qué compañía quieren adquirir sus servicios de comunicación, y hemos logrado niveles record en materia de conexión a la televisión digital.

Todo eso refleja que el esfuerzo que estamos haciendo no es solamente para tener buenas cifras macroeconómicas, eso es sólo un medio, para mejorar la calidad de vida de todos los chilenos.

Todo esto ha tenido ese norte, ese único norte: mejorar la calidad de vida de todos nuestros compatriotas y, por supuesto, con esa preocupación muy especial por los más humildes, los más vulnerables y también por nuestra sufrida y tantas veces abandonada clase media.

Y nada de esto es casualidad, nada de esto llegó por azar.  Es fruto, en primer lugar, del esfuerzo, del trabajo y del compromiso de todos y cada uno de los chilenos, y también de un Gobierno responsable y comprometido, que está implementando y aplicando políticas serias y eficaces, y que nunca se ha dejado confundir con los cantos de sirena del populismo o de la demagogia, que sabemos que no conducen a ninguna parte.

Por esa razón, porque estamos avanzando, y con nuestros valores y con nuestros principios, les puedo asegurar que son los valores y los principios que han inspirado siempre a la centroderecha chilena, los que están iluminando los caminos de nuestro Gobierno. El valor de la libertad, el valor de la democracia, el valor de la dignidad de todos los seres humanos, el valor de la vida, incluyendo en forma muy especial a esa criatura inocente e indefensa que está por nacer. El valor de la igualdad de oportunidades. El valor de la justicia. El valor de la honestidad y del trabajo bien hecho. El valor de la familia. Esos son los valores que están detrás de cada una de estas políticas públicas y que también están detrás de cada uno de los logros que hoy día tenemos la alegría de compartir con todos los chilenos.

Quiero esta noche agradecer muy sinceramente a todos y cada uno de los chilenos y chilenas, por su esfuerzo, por su compromiso y también por sus sonrisas, por su alegría y por su esperanza, que son la mejor motivación y el mejor estímulo para seguir trabajando y avanzando junto a todos los chilenos.

Agradecer también el trabajo, y esto se los digo desde el fondo del alma, leal, inteligente, abnegado y comprometido de todos y cada uno de nuestros ministros y de nuestras ministras, de los subsecretarios, de los intendentes, de los gobernadores, de los Seremis, de los funcionarios públicos.

Agradecer también el aporte leal y valioso que han hecho a éste, nuestro Gobierno, los partidos políticos de la Alianza que hoy día nos acompañan.

Agradecer a los presidentes y a las mesas directivas de los partidos.

Agradecer también a los concejales, a los dirigentes territoriales, a los dirigentes sociales, a los alcaldes, a los diputados y a los senadores, porque cada uno, desde su propia trinchera, comparte el mismo sueño y ha hecho el mismo esfuerzo y merece, en consecuencia, la misma gratitud por esa contribución generosa y leal.

También quisiera compartir algo que es evidente. Este Gobierno va a terminar el 11 de Marzo del año 2014, pero nuestros sueños y la batalla por la libertad, por la justicia y por el progreso no van a terminar nunca.

Y por eso, hoy día quiero reconocer, valorar, agradecer en forma muy especial a cuatro personas: a nuestros candidatos a la Presidencia de la República, Andrés Allamand y Laurence Golborne, y agradecer también a sus mujeres, que los acompañan con tanto brillo y con tanta lealtad, a Marcela y a Karin.

Créanme, sé de lo que estoy hablando, porque he sido más de una vez candidato a la Presidencia, y ustedes saben que eso requiere un coraje, un compromiso, una convicción, una capacidad de superar los obstáculos y superar las frustraciones, de mantener siempre arriba el ánimo y la esperanza.

Ustedes van a tener el privilegio, pero también la enorme responsabilidad de tomar la posta y levantar nuestras banderas para que en Noviembre de este año, uno de ustedes dos tenga la oportunidad de continuar con este trabajo, con esta obra, con esta misión.

Porque la verdad es que no tenemos derecho a dejar que se vaya por la borda un trabajo que ha requerido tanto esfuerzo y que ha generado frutos tan fecundos.

En la próxima elección, nuestro país va a tener que optar entre seguir avanzando a pie firme hacia un país en que la libertad, la justicia, el desarrollo, las oportunidades, las seguridades y también los valores, puedan llegar a todos y cada uno de los hogares chilenos, o simplemente correr el riesgo de un retroceso que nuestra patria no se  merece y que ciertamente no lo necesitamos.

Vamos a tener que escoger entre el futuro y el pasado. Vamos a tener que escoger entre seguir por el camino, con el rumbo y el ritmo que junto a todos los chilenos hemos sabido imprimirle a nuestro país, con ese liderazgo y ese dinamismo que habíamos perdido y que hoy día, gracias a todos mis compatriotas, hemos recuperado.

Yo estoy seguro, porque creo y confío en la inteligencia y el buen criterio de los chilenos, que cuando tengan que ingresar a la urna, no se van a equivocar y vamos a seguir construyendo un país en que todos y cada uno de los chilenos y chilenas sepan que van a tener garantizar la dignidad, que es el piso que todos merecemos, y que también van a tener garantizadas las oportunidades, que es el cielo al cual todos aspiramos.

Quisiera también agradecer a mi familia y muy especialmente a mi mujer, Cecilia Morel, que como lo he dicho otras veces, y se lo digo hoy día, es lo mejor que me ha pasado en la mi vida.

Quisiera terminar estas palabras pidiéndoles que no nos dejemos colonizar ni tampoco nos dejemos atrapar en esa nube de pesimismo que a veces afecta a nuestro sector y que a veces también algunos quieren traspasar a nuestra patria.

Recuerdo muy bien lo que nos decían nuestros adversarios hace tres años, una y otra vez, que no era posible recuperar el liderazgo y el dinamismo; que no era posible duplicar nuestra capacidad de crecimiento; que no era posible crear 1 millón de empleos; que no era posible compatibilizar el mundo del trabajo con el mundo de la familia. En dos palabras, que nada era posible, que todo era imposible.

Pero yo les digo esta noche, les hemos demostrado que estaban equivocados, o tal vez que lo que para ellos era imposible, para Chile y los chilenos es y va a seguir siendo posible.

Por eso, con la firmeza de los compromisos, con la firmeza de las convicciones, con la cercanía con la gente, vamos a poder demostrarles a todos los chilenos que somos capaces de lograr lo que las generaciones que nos antecedieron anhelaron siempre, pero nunca consiguieron.

Por eso, ustedes han visto la actitud de algunos sectores de la oposición. A medida que íbamos cumpliendo los compromisos que ellos creyeron que nunca íbamos a cumplir, a medida que íbamos alcanzando los logros que ellos también creían que nunca íbamos a alcanzar, iban cayendo una y otra vez en la tentación de, o negarlo todo o de obstruirlo todo.

Yo recuerdo cuando pusieron en duda las cifras de creación de empleos, hasta que la evidencia y los hechos los dejaron callados.

Recuerdo cuando ponían en duda la reducción de la pobreza, hasta que todos los organismos, la Universidad de Chile y la propia CEPAL, confirmaron que en nuestro Gobierno estábamos reduciendo la pobreza.

Recuerdo cuando ponían en duda la reconstrucción, hasta cuando ya no pueden evitar que al recorrer Chile se ve en todas partes, cómo las carreteras están funcionando, cómo los  puentes están reconstruidos, cómo los hospitales están en plena operación, cómo las escuelas están funcionando.

Y, por tanto, esta estrategia de poner todo en duda y esta estrategia a veces de obstruirlo todo, es una mala estrategia. Es mala para Chile, pero también es mala para ellos, porque los chilenos son mucho más inteligentes y saben apreciar mucho mejor lo que un buen Gobierno es capaz de hacer, de lo que ellos muchas veces piensan.

Por esa razón, ninguna de esas actitudes  nos va a lograr detener. No van a lograr detener la fuerza y el optimismo de los chilenos, ni tampoco la convicción y el compromiso de nuestro Gobierno.

Porque junto a todos los chilenos, nos hemos esforzado, hemos trabajado en forma honesta, hemos entregado lo mejor de nosotros mismos, y esto vale para todos los chilenos.

El país está avanzando con buen rumbo y con buen ritmo, y si mantenemos este rumbo y este ritmo, vamos  a lograr derrotar la pobreza y derrotar el subdesarrollo en nuestro país.

Probablemente, y ésta es una tremenda responsabilidad, somos el país que tiene la mejor oportunidad de lograrlo en toda América Latina. Y yo sé que muchas veces otros gobiernos también lo intentaron, pero no porque otros fracasaron nosotros vamos a renunciar a alcanzar esa meta, que yo sé, es una meta querida, anhelada y sentida por los chilenos.

Y porque hemos hecho las cosas bien, anoche tuve la oportunidad de hacer dos anuncios o compartir dos anuncios con mis compatriotas. El primero, que porque hemos hecho las cosas bien, porque Chile va caminado en buena dirección, con buen ritmo y con buen rumbo, vamos a poder aliviar la vida de los chilenos en este difícil mes de Marzo, a través de un bono que va a beneficiar a más de  2 millones de familias chilenas. Incluyendo, por primera vez, no solamente a los sectores que tradicionalmente han recibido los bonos, que son los sectores más vulnerables y de clase media necesitada, sino que también esta vez vamos a incorporar por primera vez 300 mil familias de clase media que también van a recibir este bono.

Hicimos un segundo anuncio. Porque la economía está creciendo, porque hemos creado empleos, porque hemos reducido sustancialmente las tasas de desempleo, vamos a anticipar el reajuste del salario mínimo que correspondía al mes Julio de este año, de forma tal que apenas se apruebe el proyecto, el salario mínimo de nuestro país va a superar, va a superar los 200  mil mensuales.

Sé que a algunos esto les ha producido amargura, desazón. Yo me quedo con la alegría y con la esperanza de la inmensa mayoría de los chilenos, que saben que estas dos medidas las hemos hecho con responsabilidad y las hemos hecho porque queremos que todos los chilenos compartan los frutos de un país que avanza en  dirección al desarrollo y que tiene la obligación no solamente de crecer, sino que también de compartir,  con justicia y con equidad, los frutos de ese crecimiento.

Quisiera terminar estas palabras reiterando mi más profunda fe y orgullo en Chile y en los chilenos.

No tenemos derecho a echar por la borda este verdadero renacimiento, que con tanto esfuerzo, y junto a todos los chilenos estamos construyendo.

Y por eso, quiero agradecer a mis compatriotas por el privilegio y la responsabilidad que democráticamente me otorgaron, porque no hay ningún honor, ningún privilegio, ninguna responsabilidad tan grande y que llene tanto el alma, como el tener la oportunidad de dirigir  los destinos de nuestro país.

Quiero también pedirles a todos nuestros partidarios, simpatizantes y adherentes a lo largo y ancho de nuestro país, que salgamos, a partir de esta noche, con la frente en alto, a recorrer nuestro país, a golpear las puertas de todos y cada uno de los hogares chilenos, a mirar en los ojos a nuestros compatriotas, a compartir con ellos sus penas y sus alegrías, sus problemas, pero también sus esperanzas, porque con ellos tenemos que compartir el sentido profundo de lo que estamos haciendo para cambiar, y para mejor, la vida de todos y cada uno de nuestros compatriotas.

Quiero pedirles que lo hagamos con fe, con entusiasmo, con alegría y con convicción, pero al mismo tiempo lo hagamos con humildad y con cercanía.

Tenemos que escuchar más y mejor la voz de la gente, y compartir más y mejor sus problemas, sus oportunidades, sus penas y sus alegrías, porque de eso se trata un buen Gobierno, no solamente hacer  las cosas bien, sino que hacerlas con, cerca y comprometida con la gente.

Por esa razón, porque ya empezó a caer la noche sobre nuestro país y uno puede ver cómo empiezan a brillar las estrellas, y también una estrella, la estrella puede estar en el cielo o puede estar en el corazón, pero hay una estrella que está siempre con nosotros y que está allá, la estrella solitaria de nuestra bandera, que flamea orgullosa a lo largo y ancho de nuestro país.

Y entre esas estrellas está no solamente la estrella solitaria de nuestra bandera, también está la estrella de colores que iluminó nuestra campaña.

Esa estrella, que siempre ha estado junto a nosotros, desde los tiempos más tempranos de nuestra República, esa estrella de la cual Gabriela Mistral decía que siempre encontraba a Dios, y esa estrella que estoy seguro nos va a seguir alumbrando e iluminando cada día con más brillo y con más fuerza a nosotros, a nuestros hijos y a los que vendrán después de nuestros hijos.

Y por eso, en esta noche quiero agradecer a Dios por la vida y por la patria maravillosa que nos ha regalado y pedirle que nos dé a todos nosotros, y a todos los chilenos, la sabiduría, la fuerza, la prudencia, el coraje y también la voluntad para poder seguir haciendo de Chile esa patria grande y libre, pero al mismo tiempo, esa patria generosa y fraterna.

Cuando vemos la bandera nacional, la queremos grande, noble y protectora. Así también queremos a nuestra patria, grande, noble y protectora.

Por eso, quisiera en esta noche pedirles a todos ustedes que redoblemos nuestra fe y nuestra esperanza en Chile, que redoblemos nuestros compromisos y nuestras convicciones, y también pedirle a Dios que bendiga a Chile, que bendiga a los chilenos.

Muy buenas noches y muchas gracias”.