• Pese a que hay quienes pretenden legalizar el autocultivo a través de proyectos de ley, sí coinciden con las miradas más conservadoras en que en el exceso está el peligro.

 

Por Marysol Bustamante

senda_142522Según datos estadísticos regionales del Servicio Nacional de Drogas y Alcohol, (SENDA), el consumo de drogas es más alto en grupos etarios de 12-18, y 45 – 64 años, realidad que evidencia que la motivación para el uso de estupefacientes es tan diversa  como sus consumidores.

Carolina, estudiante de psicología, admite que “se fuma un pito” dos veces por semana, generalmente los días viernes y domingo. “Consumo los fines de semana para desestresarme, porque te deja una sensación de relajación que no te la da el alcohol o el cigarro, además de ser natural y mucho menos nociva que otras drogas recreativas y como estimula los sentidos, hacer otras actividades relajantes es el triple de relajante”.

 Según los datos del Senda, la prevalencia del consumo de la marihuana en nuestra región, por ejemplo, es motivado por fracasos laborales y escolares, aumentando la tendencia en escolares de 12 a 18 años, y son los jóvenes entre  19 y 25 años quienes perciben que los riesgos de consumir cannabis sativa no son para preocuparse.

 Carolina ejemplifica esta percepción con un punto de vista que para muchos, es igualmente válida y que incluso, ha motivado a la creación de proyectos para legislar el autoconsumo, como el libro presentado por el presidenciable Marco Enríquez Ominami. La estudiante explicó que “el gobierno tiene una postura clara frente a las drogas que para ellos son ilícitas por ello sus campañas están enfocadas en resaltar los supuestos efectos negativos que tienen como respaldo estudios muy viejos, donde está el dogma y sesgo de la discriminación hacia quienes fuman marihuana”.

La polémica marihuana

 

M.E.OminamiMarco Enríquez Ominami, primer candidato seguro a las elecciones presidenciales y autor del libro Una Nueva Política de Drogas: Seguridad Ciudadana, Derechos Civiles y Salud Pública», lanzado el pasado miércoles  en la ex cárcel de Valparaíso, ha presentado ideas para que sea el Estado quien regule el consumo de marihuana, droga que fue considerada como “droga dura” durante el gobierno de Bachelet, dejándola al mismo nivel que la cocaína.

El actual candidato sostuvo a El Epicentro que  tal determinación en su minuto fue “grave, porque es no entender la problemática de la droga, tanto en sus aspectos medicinales como en su dimensión social y económica. Lo anterior provoca la criminalización de los consumidores de Cannabis, en circunstancias que existe suficiente evidencia internacional sobre la necesidad de darle un trato diferenciado a las drogas”.

Es por las propiedades medicinales que reconocen miembros de la comunidad científica, entre otros argumentos, que los riesgos asociados al consumo de marihuana se ven contrarrestados. Esta disyuntiva es reflejada incluso en las leyes que rigen nuestro país, lo cual el político explica: “La actual legislación, Ley 20.000, autoriza el consumo de sustancias ilícitas para uso personal o medicinal. El problema es que esta Ley creó el delito de microtráfico, lo que significa que los consumidores que son detenidos por porte de cannabis, por ejemplo, deben demostrar que esta estaba destinado a uso personal o medicinal”.

Por otra parte, el Ministerio de salud, pese a lo estipulado en la ley 20.000, no autoriza su uso. “El decreto 405 del Ministerio de Salud prohíbe la fabricación y distribución de cannabis. Por lo tanto, ningún consumidor podrá conseguir una prescripción médica para consumo medicinal de Cannabis, de manera tal que serán formalizados por delito de microtráfico en caso de ser detenido por porte”.

Es por esto que el ex parlamentario propone la derogación del decreto del Minsal. “Es necesario derogar el decreto 405 del Ministerio de Salud, para que la Ley 20.000 pueda ejercerse y se pueda desvincular el uso y consumo de cannabis con el circuito de narcotráfico”.

Pero, el consumo en menores de edad es una arista importante, ya que el abuso de su consumo es dominante en los niños entre 12 y 18 años, con una prevalencia de 30,1 por ciento según datos regionales, publicados en el portal del Senda.

Drogas duras y rehabilitación

El Servicio Nacional de Drogas y Alcohol pone énfasis en los mitos en torno al uso de drogas como la cocaína, pasta base, marihuana y alcohol, y los efectos que estos producen. Por ejemplo, sostiene que la cocaína, más que aumentar el rendimiento, “estimula el sistema nervioso central, provocando una sensación de energía, vigor y rendimiento físico. Sin embargo, esta sensación termina cuando se acaba el efecto y va acompañada de nerviosismo, aumento de la ansiedad y problemas en el funcionamiento cardíaco, que podrían llevar a una arritmia e incluso provocar un infarto”

La conocida “dama blanca” posee una prevalencia de mayor entre los jóvenes entre 19 y 25 años en los sectores altos y bajos de la sociedad, con un 0,7 y 0,3 por ciento, respectivamente. Por su parte, la pasta base, conocida por ser consumida por sus duros y visibles efectos, posee una prevalencia en la región de Valparaíso de un 0.9 % en jóvenes entre los 19  y 25 años, con especial uso en el sector bajo, con un 1,1% de prevalencia.

 

Los efectos iniciales de la pasta base son de alegría excesiva, y el Senda advierte que por lo mismo es altamente adictiva, y advierte además que “una vez consumida, se necesitan cada vez más dosis para conseguir los efectos iniciales. Se obtiene de la maceración de las hojas de coca y habitualmente es mezclada con solventes como parafina, bencina, éter y otros. Los efectos de esta droga duran algunos segundos, pero luego viene un fuerte “bajón”, conocido como “angustia””.

 

Para la rehabilitación de los adictos a cualquiera de los estupefacientes nombrados en este reportaje, es fundamental reconocer la adicción y el apoyo familiar para lograr recuperarse y reinsertarse.  Sin embargo, manifiesta que es importante hacer hincapié en la edad escolar, ya que “existe evidencia científica que muestra que el período en donde se concentra el mayor riesgo de iniciar consumo o desarrollar dependencia a sustancias adictivas es hasta los 21 años. Después de esta edad, las probabilidades de desarrollar un consumo problemático casi desaparecen”.