• El eficiente volante repasó la irregular campaña de este año y ve con optimismo el futuro del equipo porteño de la mano del actual cuerpo técnico. Si bien se da por hecho su presencia en la oncena titular de los caturros el 2013, su buen nivel le podría abrir una opción de emigrar en cualquier momento

Nadie arriscó la nariz cuando a mediados de este año, se supo que para el torneo de Clausura, uno de los refuerzos que arribaría a Wanderers sería Jorge Ormeño Guerra. El hijo ilustre de Gómez Carreño había terminado su relación con Universidad Católica, club en el cual tanto su dirigencia, cuerpo técnico e hinchada, le reconocieron su valioso aporte, en lo futbolístico y como persona. Volver a Wanderers, tras 8 años fuera de la tienda caturra, no sólo era bienvenido, sino también, un reto en lo deportivo.

Y vaya que lo fue para este veterano fogonero del mediocampo, que con 35 años a cuestas, dejó atrás los resquemores de un contrato muy especial que firmó con la dirigencia del Decano: Estampó su rúbrica por los restantes seis meses del presente año y si tenía un buen rendimiento, su relación contractual se renovaba automáticamente por otro año más. No sólo cuajó buenas actuaciones; también se dio maña para echarse el equipo al hombro –ante la ausencia por lesión del otro referente caturro, Moisés Villlarroel-, levantar moralmente a un equipo que supo de 15 fechas sin saber de victorias y hasta anotó un par de goles fundamentales en partidos complejos como visita: Ante O’Higgins en Rancagua y Unión Española en Santa Laura, anotaciones que permitieron al equipo sumar sendos empates que ayudaron a la salvación definitiva del equipo porteño, de toda amenaza de descenso.

RECOBRAMOS UNA IDENTIDAD

Ormeño debió aplicar toda su experiencia adquirida en las canchas, para levantar a un equipo que perdió el rumbo bajo la conducción del técnico Arturo Salah. “Si bien con el profesor Salah jugábamos de otra manera, bien para mi gusto, porque muchas veces fuimos mejores que los rivales,  aquello no se tradujo en buenos resultados. Carecíamos de una identidad futbolística que sólo conseguimos al final del torneo. El hincha vio como los jugadores peleamos cada pelota para conseguir un buen resultado y eso saltó a la vista. Nadie quedó indiferente a ese cambio. Pero en esta situación, todos tuvimos responsabilidad. Terminamos el torneo de Apertura, con 7 partidos seguidos sin ganar. Por eso no quisimos hacer amistosos en el receso, para prepararnos para el segundo semestre. Lamentablemente, trasladamos al segundo torneo esa mala racha. Pasamos un periodo lamentable que pudimos revertir sobre el final del campeonato. Nos quedó con gusto a poco, porque nuestra levantada no se tradujo en el objetivo que nos habíamos trazado, que era clasificar a los Play-Offs”, apunta el volante.

LA LLEGADADELHUESO

Sobre el arribo de cuerpo técnico encabezado por Ivo Basay, Ormeño reconoce que al comienzo, el cambio fue difícil de asimilar, pese a la mejor disposición del plantel para revertir el extraviado rumbo futbolístico de Wanderers. “Cuando arribó el actual cuerpo técnico, ellos tenían otro objetivo en mente. Llegaron a mitad de campeonato, cuando estaba todo mal, con una meta muy clara, distinta a la nuestra. Lo fundamental fue que el actual entrenador y su cuerpo técnico, sacaron adelante su tarea. Lo que más rescato es que conseguimos una identidad de juego. Jugadores que estaban cuestionados, lograron afiatarse a la propuesta del nuevo cuerpo técnico, y de paso, recobraron la aceptación de los hinchas. Se logró además, dar con una base de jugadores para el plantel del próximo año. Los buenos resultados dieron paso a la confianza del equipo. Ojalá eso no se pierda y podamos cumplir una muy buena campaña el2013”, refrenda el capitán del Decano.

SÓLO PARA SALVARSE

La impronta de Basay caló hondo en el plantel de Wanderers. Por ello, Ormeño no escatima elogios a la labor emprendida por el adiestrador, más allá de que la levantada futbolística y los buenos resultados –incluyendo la primera victoria de los caturros sobre Cobreloa en Calama-, no haya alcanzado sino para salvar al elenco porteño del descenso a la 1ª B. “Terminé con sensaciones encontradas al cierre del campeonato. Con todo lo mal que lo pasamos en este segundo semestre, terminamos salvando al equipo de todo peligro de descenso. Pero por el plantel que se conformó, pudimos haber llegado más alto. Quedó un sabor amargo por no haber clasificado a los Play-Offs. Pero también hay que reconocer que se hicieron mal muchas cosas, cometimos muchos errores que incluso nos llevaron a estar en zona de descenso directo a 1ª B. Nos quedó una sensación de tranquilidad al zafar de toda amenaza de descenso, pero también en lo personal, quedé con la amargura de no haber podido llegar a los Play-Offs. Desde mi perspectiva, teníamos plantel para alcanzar dicho objetivo”, sostiene Ormeño.

MIRANDO AL FUTURO

“Obviamente, no hay que repetir los errores. Hay que aprender las lecciones. Los más jóvenes tienen que madurar y no me cabe duda que quienes arriben al equipo, deberán aportar con lo suyo”, señala Jorge Ormeño en una rápida mirada de lo que se viene para Wanderers el 2013. El volante le asigna protagonismo a los jóvenes del plantel, pero también, les asigna responsabilidades. “Wanderers siempre tiene muchos jóvenes de su cantera en los planteles, pero eso no les faculta para sentirse seguros. Ellos tienen que ganarse el derecho a jugar, con rendimiento, trabajo y constancia. Tenemos el ejemplo de Jimmy Cisternas, quien corrió y luchó para ganarse el derecho a jugar en el primer equipo”, grafica Ormeño a modo de lección. “Junto a Moisés (Villarroel), tenemos, en nuestra condición de referentes, que hacer ver a los más jóvenes, lo que significa jugar en un club como Wanderers. Y vaya que eso hay que tenerlo claro”, remacha el volante.

Respecto de su propio futuro, Ormeño asegura estar feliz y cómodo en el equipo de sus amores. Pero hay una opción de que la verde no sea el último color de la camiseta que vista el eficiente volante caturro en la parte final de su carrera profesional. “Firmé un contrato con el club con algunas condicionantes especiales, que gracias a Dios, me permitían prolongarlo automáticamente para el 2013, si recibía una buena evaluación del cuerpo técnico, de acuerdo a mi rendimiento en cancha. Creo que respondí en los partidos y a la confianza tanto de profesor Salah como del profesor Basay y eso me dejó muy satisfecho. Pero es cierto también que tengo una cláusula de salida, si surge alguna buena oferta, conveniente en lo económico. Pero la prioridad siempre la va a tener Wanderers. Yo soy muy feliz jugando acá. No me obsesiona partir”. Palabra de capitán.