“Esto es para todos los viñamarinos. Agradezco todo el cariño de los hinchas, pero igual me sentía responsable del descenso (del 2010). Este éxito es para ellos. Creo que saldamos en parte una deuda que teníamos con el club, la ciudad y su gente”, señaló un emocionadísimo Gustavo Dalsasso, al término del partido de revancha con la Universidad de Concepción, y en el cual el triunfo de Everton por 3 a 1, devolvió al club viñamarino al fútbol de honor.

Claro, el golero de los oro y cielo formó parte de la plantilla que sufrió la caída a la serie B hace dos años, en una temporada en la cual uno de los grandes responsables de ese fracaso deportivo, el técnico Nelson Acosta, no quiso asumir sus culpas, huyendo de Viña antes que barco naufragase. Pero Dalsasso está hecho de buena madera. A su innegable calidad futbolística, le sumó honestidad deportiva, la misma que le convirtió en ídolo de la hinchada viñamarina. Por ello, el ascenso logrado en Concepción no sólo pasó por sus manos y atajadas; también por su compromiso con el club viñamarino, que ya le tiene un espacio más que destacado en la galería de los inmortales.

FIN DE LA PESADILLA

“También estuve en lo del descenso y en la fallida experiencia del 2011, cuando tuvimos dos chances de ascender. Ahora, llegamos más enteros, más maduros y con la lección aprendida. No fue fácil, porque tuvimos un año irregular, pero qué importa, si ahora estamos nuevamente en primera”, señaló por su parte el delantero Maximiliano Ceratto, quien con llanto incluido, dedicó su éxito –y el de Everton- a sus padres. “Ojalá no se repitan los errores que nos llevaron al descenso. Everton es un club grande, que siempre debe estar arriba”, añadió el atacante argentino.

El presidente de Everton, Antonio Bloise, al igual que con la obtención del campeonato de Apertura del 2008, celebró como un hincha más este ansiado retorno. “Me sentía en deuda, con el club, sus hinchas, la ciudad. Hoy puedo decir que esa deuda la he saldado, misión cumplida. Nos equivocamos, tuvimos errores, y espero que en el futuro de esta institución, que es muy grande, no haya equívocos. Everton tiene todo para ser un grande del fútbol, por su gente, por Viña del Mar, por una serie de factores y para eso, hay que trabajar y se que quienes estén en el club, así lo van a hacer”, afirmó a modo de despedida, considerando que dejará la presidencia de club viñamarino, dentro de pocos días.

Durante los cinco años de su gestión, Everton pasó por situaciones emblemáticas, como el primer triunfo de un equipo chileno en Argentina por la Copa Libertadores (victoria sobre Lanús, con gol de José Luis Muñoz), el título del Apertura del 2008, la gira a Inglaterra para el centenario de Everton y su amistoso con su par de Liverpool, pero también el manchón del descenso del 2010, y los frustrados ascensos del 2011. “He vivido todo en Everton, pero me voy con la satisfacción del deber cumplido. Soy el presidente que más tiempo ha estado en este cargo y es me llena de orgullo, porque antes que presidente del club, soy hincha de este equipo y eso nadie me lo puede criticar”, lanza a modo de principio moral.

A NO EQUIVOCARSE

Con el regreso de Everton, retorna el tradicional clásico porteño con Wanderers, y las confrontaciones con los “equipos grandes”, y la opción de clasificar a torneos internacionales. Los festejos aún continúan en Viña del Mar, pero también se debe mirar con responsabilidad, no sólo el afrontar la temporada 2013, sino establecer la manera que Everton se consolide en el fútbol grande como animador permanente de la competencia, sin lugar a equívocos en la elección de jugadores, en las estrategias de juego y en las políticas de desarrollo institucional. Everton es más que un elenco de fútbol. El club oro y cielo es el embajador deportivo de Viña del Mar, y como tal, su actuación debe estar acorde a la categoría de la ciudad jardín.

A escoger con “buen ojo” los refuerzos; a hacer de la localía un recinto inexpugnable; a preocuparse de la identificación plena del club con la ciudad y su gente; a conseguir el compromiso de la autoridad comunal de otorgarle todas las facilidades del caso al club, para su labor social con el fútbol joven. Hay mucho por hacer en un club que por ahora, tocó el cielo, pero que debe trabajar para adueñarse del oro…

Por Eduardo Poblete