Oiga. amigo mío, tengo una pena terrible. Que quiere que le diga.

 En los mismos momentos en que sufrimos por los imbéciles que destrozan a este puerto sin que nadie les diga nada, en el mismo instante en que supuestos «defensores de Valparaíso» hacen mutis por el foro y miran al techo, en este mismo momento, el infortunio le ha dado un terrible golpe a este puerto.

Es un golpe feroz, porque da de lleno contra un porteño de corazón tan grande como nuestro anfiteatro. Un porteño querendón de esta tierra, inteligente, creativo y apasionado que entregó siempre su voz informativa con fuerte acento regionaL.

Enrique Schroeder Vicuña dedicó cuarenta laboriosos años de su vida al propósito de informar y lo hizo desde cargos eminentemente periodísticos y gerenciales en la empresa El Mercurio.

Figura potente, amigo sin dobleces, francote y campechano, fue un adelantado a su época.

Tuve el orgullo y el privilegio de servir bajo su administración. Primero acá en  El Mercurio y La

Estrella, luego, como director en El Mercurio y La Estrella de su querida Antofagasta, la tierra donde floreció  todo su potencial creativo conociendo primero los secretos de la industria del salitre y luego, el periodismo, donde destacó por sus muchos logros.

Enrique Schroeder no dejó título por recibir. Fue gerente y director de diarios. Se anticipó a su época al imaginar, diseñar y llevar a cabo la red de diarios regionales de El Mercurio. En Valparaíso fue director en la década del noventa y allí la región supo de su temple. Cuando unos cuantos predicaban el derrotismo, elevó la voz de su diario para gritar a todos los vientos que es mentira que estamos en decadencia; que hay un enorme futuro y que los que buscan momificar este puerto, no prevalecerán.

Ha partido el mejor de los nuestros, formador de periodistas, líder innato de opinión.

Nos hará mucha falta. Hoy su voz habría resonado tonante, defendiendo al puerto, especialmente cuando los estúpidos de siempre salen de orgía vandálica, se orinan y vomitan impunes, aturdidos por el alcohol y la droga…y nadie les dice nada

 Su partida es lo peor que nos pudo ocurrir. ¡Una lástima!

 Nos estamos viendo