• En cambio, el 12 de octubre de 1986 recaló triunfalmente en este puerto

 

Eduardo Reyes F.

 

Dos antiguos cañones al costado del muelle Prat, una malla de alambre y varios letreros en la borda del “Santiaguillo II” defienden actualmente un elemento simbólico de la historia del primer puerto de Chile. No es un buen ejemplo de conservación.

“¡Peligro! Desinfección. Material contaminante.” Se supone que el aviso en la proa detiene el abordaje de eventuales “raqueros”, aunque en este caso nada hay para llevarse… Sin embargo, un letrero más alentador anuncia “Rescate Patrimonial. Taller de Restauración. Casa de los Oficios. Errázuriz esquina San Pedro, Playa Ancha”, y dos números telefónicos que nunca responden…

Es posible que el reflotamiento se encuentre contemplado en las seis instituciones cuyos emblemas exhibe la embarcación, entre los cuales figuran el escudo del municipio y el logo de Empresa Portuaria Valparaíso. Antes de visualizar las expectativas, vale la pena recordar los antecedentes del tema. Hasta ahora parece que ha sido preferible omitir una identificación del objeto semi desmantelado en el muelle turístico de la ciudad.

Rescate histórico

El “Santiaguillo” original arribó en 1576 a la bahía que los indígenas llamaban Quintil, trayendo pertrechos para la expedición terrestre que había iniciado Diego de Almagro desde el Perú. Según las crónicas, el nombre actual lo formalizó don Pedro de Valdivia en 1544, mediante una orden que designó a “Valparaíso como puerto de Santiago.” Es decir, la primera piedra del centralismo.

La conmemoración del descubrimiento porteño, a 450 años de distancia, fue iniciativa del alcalde Francisco Bartolucci durante varios meses de 1986, gracias a la contribución de 6 millones de pesos que aportaron en conjunto la Asociación Nacional de Armadores y la Cámara Marítima (cuando el dólar valía $ 210). Hubo importantes patrocinios. Pero la actividad decisiva correspondió al astillero de Constitución, propiedad de Adolfo Muñoz Díaz, en una ribera del rio Maule, donde se construyó a escala real el “Santiaguillo II”: carabela hispánica de 17 metros de eslora y desplazamiento de 40 toneladas, roble maulino, salvo los dos mástiles de eucalipto.

El lanzamiento al agua fue celebrado el 6 de septiembre de 1986, en ceremonia que presidió el almirante José Toribio Medina, cuya esposa lanzó el champañazo de bautismo náutico, en versión de sidra, licor de la época colonial. Beltrán Urenda y Ronald Pollmann rindieron el homenaje de los navieros a la obra realizada.

La travesía del “Santiaguillo II” hasta Valparaíso, impulsado por sus velas latinas, se realizó entre el 3 y el 12 de octubre, incluyendo una breve recalada en Talcahuano para “capear” un sorpresivo temporal. El encuentro de la pequeña nave con el B/E “Esmeralda” frente a Constitución sintetizó varios siglos de historia en una foto aérea que destacó “El Mercurio de Valparaíso.”

Finalmente, en coincidencia con el aniversario del descubrimiento de América, la carabela ingresó a la moderna bahía de Quintil, donde fue recibida por una representación teatral de antiguos soldados españoles y una alegre audiencia, cerca de 15 mil personas reunidas en los muelles. La celebración hispano-chilena con diversos actos artísticos se extendió a otros lugares de la ciudad.

Durante los meses y años siguientes, el “Santiaguillo II” permaneció fondeado junto a las lanchas turísticas del muelle Prat. Se entiende que bajo atención compartida por la Municipalidad y la autoridad portuaria. En algún momento se prefirió subirlo a la explanada donde hoy exhibe el deterioro físico y la indiferencia de los visitantes del sector.

Rescate en lontananza

De acuerdo con el formato periodístico, la parte noticiosa del texto encabeza el relato. En este caso, aparece al final por cuanto se trata de una expectativa que aún debe superar las dificultades propias de un rescate patrimonial.

La noticia que abre una opción restauradora del “Santiaguillo” proviene de la Empresa Puerto Valparaíso, administradora del borde costero de la ciudad habilitado para estos fines. En concreto, la Gerencia de Asuntos Corporativos confirma que EPV aceptó la solicitud del municipio porteño para colaborar en la recuperación de la réplica histórica, habiendo ya traspasado $ 11 millones para este objetivo. Falta entonces que la municipalidad difunda el proyecto de reflotamiento, el cual  también debiera “embarcar” la participación ciudadana.