Un estudio de microzonificación sísmica en sectores urbanos de las comunas de Valparaíso y Viña del Mar y que se está desarrollando por encargo de la Seremi de Vivienda de la Región de Valparaíso, arroja con lujo de detalles la existencia de zonas de riesgo en el territorio de estas dos grandes ciudades de la región.

Según el estudio, ejecutado por el Centro de Estudios e Investigación en Infraestructura del Departamento de Obras Civíles de la Universidad Técnica Federico Santa María, su objetivo es “definir las áreas de riesgo para la formulación de los respectivos  Instrumentos de Planificación Territorial” (IPT) y “mitigar los eventuales efectos asociados a la ocurrencia de “sismos destructores”, es decir aquellos con una magnitud mayor a 6,5 Richter.

La zona de estudio abarcó, principalmente el sector de El Almendral de Valparaíso y la Población Vergara de Viña del Mar por ser consideradas como zonas reconocidamente más vulnerables  ante este tipo de fenómenos. Esto debido a las características propias del suelo y, particularmente en el caso de Viña, a la presencia de la denominada “Falla de Marga-Marga”.

El alcalde de Valparaíso, Jorge Castro, quien señaló conocer este estudio, lo valoró, aunque señaló que este tipo de investigaciones dejan más al descubierto la falta de una política estatal de prevención (ver nota aparte).

Zonas Rojas

Uno de los principales resultados de este estudio ha sido la determinación de zonas de riesgo, es decir, zonas en las que de producirse un sismo de mayor intensidad, la infraestructura y edificaciones sufrirían un mayor daño.  Así, las dos comunas mas populosas de la Región presentan zonas con mayor intensidad de daño probable y que los mapas de microzonificación  destacan en rojo.

Para el caso de Valparaíso esta zona roja se corresponde con un amplio sector del barrio Almendral, principalmente desde Pedro Montt al mar y otro comprendido por  la Av. Colón desde Francia hasta la Av. Argentina.  Para el caso de Viña del Mar esta zona comprende el entorno del Estero Marga-Marga desde la Av. Los Castaños hasta la desembocadura del mismo, así como una zona de 9 Km2 del sector de Av. San Martín y Av. Perú.

Esta zonificación de riesgo concentra una gran cantidad de servicios esenciales para las ciudades lo que hace preguntarse qué pasaría y cual sería el comportamiento y respuesta de los servicios en caso de producirse un evento como el del 27F pasado.

El estudio especifica los terrenos, inmuebles y servicios que serían afectados de diverso grado ante un evento sísmico de envergadura.

Falta Información

Otra de las conclusiones más relevantes de este estudio, al que El Epicentro tuvo acceso en exclusiva,  es que, tanto el cambio en la normativa producido después del sismo de febrero de 2010, como la falta de datos adecuados para simular escenarios de acuerdo a esta nueva normativa y a mayores profundidades de suelo,  hace necesario complementar este estudio con información que permita definir mapas temáticos de microzonificación que den cuenta de los riesgos en el funcionamiento de servicios, daño patrimonial y mejorar las zonas de evacuación y seguridad de las personas.

De igual forma, este segundo informe  entrega luces de cuidado respecto de que los actuales IPT, léase Planes Reguladores Comunales o Intercomunales, como es el caso del Premval, “evidencian una serie de aspectos que ameritan ser revisados” de manera de “corregir” eventuales falencias y así disminuir los riesgos en las Zonas del Estudio.

Del mismo modo, el estudio informa que los Planes reguladores de Valparaíso y Viña del Mar hacen escasas menciones a los peligros naturales “transfiriendo a los Urbanizadores” (constructoras) la responsabilidad de realizar obras de protección. Asimismo, el informe advierte que se evidencia que “la norma no precisa el contenido de los estudios de riesgo”, ni especifica los profesionales idóneos para realizarlos.

“Zonas doblemente riesgosas”

Dante Gutiérrez, oceanógrafo y especialista en geofísica marina, es el autor de la cartografía de inundación de las ciudades costeras de Chile, actualizada por el SHOA. Gutiérrez dice “antes a nadie le importaban estas cosas, era como hablar de ciencia ficción”, y agrega que “me parece que después de 17 años estamos hablando que el MINVU se preocupa del asunto determinando zonas de riesgo. Esto es valorable y aquí radica la importancia de esta investigación”.

El experto explica que “para la región se han considerado hasta de 8,8°, como lo fue el sismo de 1730 que confirma que hay zonas muy vulnerables, particularmente en Viña del Mar. En Valparaíso también las hay, pero la existencia del sector portuario provocaría una mitigación para el arribo de las ondas”.

En cuanto a los resultados de zonificación  sísmica, comenta que “lo único que hace es confirmar las zonas vulnerables que pueden ser afectadas por ondas de tsunami. En cuanto al colapso de construcciones, esta se vería agravada por el riesgo de grandes olas. Son zonas doblemente riesgosas”.

Datos imprescindibles para la simulación

Las conclusiones del estudio evidencian la falta de información para simular escenarios. Gutiérrez aclara que “tener una buena representación de la topografía del terreno, que era algo en que en la época en que se hicieron estos estudios no existían, pero hoy están y permitirían una mejor representación. Incorporando esta información es fundamental que se incluya el riesgo sísmico e información adecuada de la distribución de edificaciones”.

Gutiérrez además tiene experiencia trabajando con empresas del borde costero y comenta que es fundamental manejar información sobre el impacto de eventos naturales extremos, como un terremoto y tsunami. “Para ello es muy necesario tener información sobre sus muelles, porque sacar el material productivo es muy alto, por lo que reparar sus sistemas de embarque es más barato que arrendarlo”.

Desde el punto de vista urbano, Gutiérrez advierte que “es necesario tener estudios más recientes. Tengo entendido que la última versión es de hace cinco años atrás, por lo que es importante que las autoridades tengan información actualizada en la cartografía, ya que siempre hay nuevas estructuras en la ciudad”.

Disminuir el riesgo

Para el experto, la información es la clave para evitar que un sismo de gran intensidad tenga un impacto en la ciudad, ya que en las zonas identificadas como vulnerables en el estudio, se ubican desde barrios universitarios, industriales y turísticos que son fundamentales para la economía de ambas ciudades.

Gutiérrez explica que “hoy día existen jardines infantiles, bombas con petróleo y bencina, zonas industriales que pueden ser afectadas y están ubicadas en los lugares señalados. Toda esta información debe hacerse pública, deberíamos tener políticas que den a conocer esta información y así minimizar los efectos, sacando los asilos de ancianos por ejemplo, y hacerles más difícil la ubicación en estos lugares”.

El profesional recalca la importancia de actualizar la información  “lo importante de todo esto es que las autoridades la considere y actualice, porque a veces los realizan por la presión de la sociedad, pasan hasta diez años y cambia la distribución y rápidamente, se pierde la vigencia de la información. Son estudios que deberían hacerse periódicamente”.