Nuestro país lidera el consumo de alcohol en la región. Psiquiatra sostiene que el principal motivo es el sistema de vida, desigualdad y la incapacidad de disfrutar sin beber.

Por: Marysol Bustamante.

Cerveza, pisco y ron son los eternos cabecillas de las farras en nuestro país y estas Fiestas Patrias no serán la excepción. Que los chilenos son buenos para tomar no es un mito, ya que  supera el gasto per cápita de Brasil y Colombia, entre otros datos que nos coronan como los “reyes del copete”. Según el psiquiatra Fernando Voigt,  el consumo de éste esconde altos niveles de estrés e insatisfacción.

Son cerca de las cinco y media de la tarde del día lunes y comienzan a llegar algunos clientes al Café Juglar, bar que lleva unos cuatro años ubicado en el sector de Von Schroders con Av. Valparaíso, conocido como “esquina 666”.

Daniel Valdivia, Barman Juglar

Uno de los barman del ya tradicional bar, Daniel Valdivia, comenta que el consumo de cervezas de una mesa “buena para el copete” alcanza alrededor de ocho botellas de cerveza de litro, y comenta que “depende de la edad: los más jóvenes prefieren piscola, los universitarios por la cerveza y los más viejos por los tragos más fuertes”.

 Por su parte, Miguel Soto, del Bar Irlandés, que recibe un gran número de extranjeros, cuenta que la mayor diferencia entre nuestros compatriotas y los turistas, es que los nacionales toman a destajo. “El chileno toma hasta quedar botado y sin plata. El extranjero alcanza a irse antes”, y agrega que el consumo por mesa es de un promedio tres pitcher de 1,7 litros.

El bar Matiz, ubicado en subida Ecuador en Valparaíso, abre sus puertas alrededor de las seis de la tarde. Las cortinas de metal aún cubren la entrada principal, y sus trabajadores comienzan a vestir sus delantales. El barman Alfonso Vargas es sincero y dice que “ahora último ha estado malo, debe ser porque la gente se está guardando para el 18”.

Mientras llegan los garzones, Vargas cuenta que entre las nuevas tendencias está el consumo de mojito con sabor. “Cuesta 3.500, es uno de los tragos caros, pero una vez que lo pide uno, la mesa completa lo pide. Es muy apetecido”.

Tanto Daniel Valdivia como Alfonso Vargas y Miguel Soto, pese a que trabajan en locales diferentes, coinciden en una cosa; la cerveza, los clásicos combinados y tragos baratos son una tentación fatal para los consumidores ya que, como dice Soto “el chileno toma hasta quedar muerto”. Según un estudio realizado el 2009, los chilenos gastamos un promedio de US$233,9 en trago al año por persona.

Estrés favorece el consumo

Sin embargo, el alto consumo posee motivos tales como el estrés, que devienen de la rutina laboral y el alto costo de vida, entre otras. El psiquiatra viñamarino Fernando  Voigt comenta que, pese a que según estudios somos cada vez más felices, “da la sensación  de que los chilenos no se sienten bien y que necesitan esto para pasarlo bien, como si sin alcohol no estuvieran capacitados para pasarlo bien”.

El profesional explica que el gran consumo de alcohol se debe a que “responde a una incapacidad de disfrutar y de sentir placer durante las fiestas sin esa especie de ‘muleta’, no es que la gente sea hedonista o que estén hechas para el carrete, es al revés. Como no tienen la capacidad de disfrutar de forma abierta, tienen que usar el alcohol para disfrutar de forma más descontrolada”.

El consumo de bebidas alcohólicas en nuestro país supera al de Brasil y Colombia. Según datos del portal  Chilealimentos.cl, el mercado de estos bebestibles mueve 1700 millones de pesos al año, y “En gasto per cápita Chile es el líder de la región con US$ 234 al año, superando a Brasil con US$ 226 y Colombia US$ 222”. Concretamente, la ingesta de alcohol es de 56,7 litros al año, donde la cerveza, vino y pisco llevan la delantera, con la aparición de otras bebidas alcohólicas, como el ron.

El médico comenta a raíz de los datos del consumo por personas que “es por la disponibilidad de la droga y aquí da prestigio social. Tenemos un aumento de las viñas y da prestigio, por lo tanto también es un tipo de mercado y por cómo se vende. Hoy se consume por marcas de vino pero todos producen el mismo deterioro, y estamos volviendo a lo que éramos en los años sesenta, donde teníamos un alto consumo perjudicial. Se habían hecho campañas para disminuir el consumo en las poblaciones más bajas, se hicieron campañas que tuvieron un 70% de éxito, pero hemos vuelto a ser un país consumidor”

 Otro de los motivos que da el psiquiatra por el cual el chileno es bueno “para caerse al litro”, es el estrés ocasionado por las exigencias de la sociedad actual y el costo de vida. “Hay mayor estrés, necesidad de trabajar mucho para tener las cosas que son del diario de vivir: educar a los hijos, una vivienda, cumplir con las necesidades que la sociedad manda a través del consumo, o sea para ser exitoso hoy en día hay que tener una gran cantidad de cosas y sobre todo, hay que gastar mucho dinero para educar a los niños, de tal manera que la gente vive en una situación apretada”.

Alcohol y estratos económicos

Según cifras del Servicio Nacional de Alcohol y Drogas, Senda, quienes más consumen alcohol son los estratos bajos y altos, llegando a cifras de prevalencia de 58 y 60, respectivamente. Voigt explica que esto tiene que ver con la insatisfacción: “Los del sector bajo no viven a gusto porque quieren vivir como los del sector alto, y el sector alto no viven a gusto porque quieren vivir como el sector alto americano o europeo”.

En tanto, el sector conocido como “clase media” consume menos alcohol, según cifras del Senda: “Los niveles de inconformidad se dan en esos sectores, eso es lo paradojal. El sector medio está más consigo mismo, son los más chilenos, con más sentido de pertenencia, están cumpliendo con sus labores, están con su familia, se sienten más de acá. Si ves los sectores altos de Viña o Santiago siempre están mirando hacia fuera y hay mucho patrón cultural americano o europeo, y los sectores bajos están tratando de salir de esa situación o que sus hijos salgan, y viven con gran cantidad de estrés, llegan personas que trabajan hasta setenta horas a la semana, y toma en cuenta las horas de traslado, que son altas en la mañana y en la noche. Es mucho”, comenta  Voigt.

Otro dato interesante que arroja el Senda es que la ingesta de alcohol en jóvenes entre 19 y 25 años ha disminuido, lo cual el psiquiatra atribuye a la existencia de espacios de participación democrática. “Hoy en día la juventud está teniendo otras perspectivas, está saliendo a la calle, está aumentando el nivel de asociatividad a través de los centros de estudiantes, no están permitiendo aislarse tanto, están necesitando un poco menos el alcohol”.

En base a esto, Voigt comenta que existen más factores. “El problema es cuando se individualiza tanto a la sociedad, el individuo y el triunfo individual se convierte en el mito del éxito, y se disminuye la solidaridad y necesitas una droga para tomar relación con el otro. Hay otro dato, en Chile sólo una persona de cada cinco confía en el otro,  entonces para salir a celebrar hay que aumentar el nivel de confianza, y el alcohol  desinhibe a la gente”.