Toda una generación ignora las glorias caturras.

El viejo y querido Santiago Wanderers está cumpliendo ciento veinte años …y todos esperamos que cumpla al menos otros 120  protagonizando emocionantes jornadas. Eran jornadas a estadio lleno en Playa Ancha.

El pueblo wanderino añora esas emociones, tan distintas a las de ahora con la UCI al borde  de la cancha, sufriendo con el fantasma del descenso.

Hablamos nada menos que del decano, con hinchada internacional y cosmopolita, como Valparaíso mismo.

Cierta vez, en Antofagasta, ingresando a un modesto almacén de barrio me encontré con una «zona caturra» banderín y fotografías a destajo. Su dueño era un porteño trasplantado, como yo.  Ocurrió en aquellos días del 2001 en que las banderas verdes se tomaban el centro nortino celebrando un nuevo campeonato…¡que nostalgia!

Nadie se equivoca cuando habla de Wanderers. Los hinchas tienen la película clara. Quieren un equipo con hambre de triunfos, con ganas de imponer sus términos, con fuerza y guapeza en la cancha.

El partido contra Colo Colo es el heredero de uno de los clásicos con más historia: el viejo pleito entre el fútbol porteño y el santiaguino que se jugaba en el Sporting y en el cual los locales iban ataviados con la clásica polera azul con la «V» en el pecho. Ese clásico deslavado se dispotó recién y…wanderito dejó que el triunfo se le escapara entre los dedos.

¿A qué vamos? simplemente a la esperanza. El anuncio de un nuevo estadio con el nombre de «Elías Figueroa»   abre la puerta a nuevos sueños.

Tenemos sentimientos encontrados en estos 120 años, simplemente, porque hoy no tenemos mucho que celebrar. ¿Será lo mismo mañana?

Nos estamos viendo.

Por: Roberto Retamal Pacheco